David Monteagudo se «entierra» en una mina de oro

BARCELONA- Las ideas nunca nos pertenecen. Nacen por afección, por roce, dentro de una atmósfera y unos condicionantes compartidos. Nietzche nunca hubiese escrito «El anticristo» si hubiese nacido en Ibiza, comiendo mucha fruta. Aún así, seguro que poco después aparecería otro alemán con bigote para escribir lo que él escribió. Por eso, que dos personas tengan una misma idea es lo más normal del mundo, y que una persona tenga una idea y que luego pase en realidad, también. A David Monteagudo le ha ocurrido exactamente eso.

A 2.000 metros de profundidad
El escritor regresa a la novela tras su fulgurante éxito con «Fin» y lo hace con «Marcos Montes» (Acantilado y Quaderns Crema en catalán), relato en la que nos habla de un grupo de mineros encerrados en una mina y cómo uno de ellos trata de escapar de su angustiante encierro. La obra está escrita en 2007, mucho antes de la odisea televisada de los 33 obreros atrapados durante 70 días en el interior del yacimiento San José, en el norte de Chile. En realidad, su inspiración fue un accidente similar ocurrido en Rusia. «En ese momento pensé en cómo debe uno sentirse en un lugar a mucha profundidad, sin tener claro dónde está la salida», dijo.
La novela está escrita antes de «Fin», libro que le ha cambiado la vida y que le ha permitido pedir una excedencia de su trabajo en una fábrica de papel. Superados los 40 años, no puede estar más agradecido, y en la nevera guarda acabadas varias obras con las que continuar la racha. Entre ellas están dos novelas de ciencia ficción, unos «cuentos que acaban mal» y un libro que nos lleva al interior de Galicia, a un pueblecito en donde empiezan a pasar cosas extrañas, con mujeres desaparecidas y un hombre lobo incluído.