Bruselas
La sombra del Palau es alargada
«Ay, amor»«El amor brujo» y «La vida breve», de Falla. Voces: N. Ferrándiz, E. Fernández. L. Casariego, M. Martín, J. Ferrero, etc. Orquesta de la Comunidad de Madrid y Coro del Teatro de la Zarzuela. Dir. musical: J. Mena. Dir. escena: H. Wernicke. 21-IX-2012. Teatro de la Zarzuela. Madrid, 20-IX-2012.
El Teatro de la Zarzuela empieza su temporada con Falla en un espectáculo doble que, bajo el título «Ay, amor», agrupa «El amor brujo» y «La vida breve». No se trata de una nueva producción, sino de la reposición de una creación de 1995 para los teatros de Bruselas y Basilea, que después se vio en Lisboa y La Coruña. Herbert Wernicke, responsable entonces de la escena y ya ausente, conocía y amaba nuestro país tanto como para vivir buena parte del año en Andalucía. No intentó buscar un hilo conductor entre ambas obras pero sí ir a su esencia. El espectáculo es parco en medios, con apenas una plataforma redonda inclinada, unas cuantas sillas y una farola. Tampoco precisa mucho más. En el aire queda la evocación a Julio Romero de Torres. Abre el ballet, en el que los tópicos están presentes: el torero, la figura del guitarrista a lo «Tío Pepe», los niños y el toro, los encapuchados... Sin una Pastora Imperio, que estrenó la pieza, hay que recurrir al desdoblamiento canto/danza. El baile de Natalia Ferrándiz no resulta especialmente destacado, pero si lo es el cante y la personalidad de Esperanza Fernández, a quien la perjudica una megafonía un tanto metálica, aunque ella pueda con todo.
Wernicke logró quitar caspa a «La vida breve». Su propuesta fue mucho más interesante y actual que aquella con la que se reinaguró el Real. Lástima que la coreografía no alcance el nivel deseado. Con todo, es patente también el problema de la falta del regista, pues la dirección actoral brilla por su ausencia. Ni siquiera han indicado a Milagros Martín cómo simular en sus andares que se ha de componer a la anciana abuela y así sucede con casi toda la escena. Mencionada esta artista, apuntemos que si bien veterana, no lo es tanto para el papel que encarna, que precisa otro tipo de graves. Estupendos todos los secundarios, empezando por Enrique Baquerizo. José Ferrero, que posee una voz muy atractiva, tiene cualidades y así lo viene demostrando para hacer carrera importante. Lola Casariego da vida a una buena Salud a pesar de alguna destemplanza aislada. Pinamonti ha decidido afortunadamente que los directores musicales vuelvan a cobrar importancia en el foso de la Zarzuela y tener en él a Juanjo Mena, en plena carrera internacional, es un lujo, aunque Falla no le acabe de venir como anillo al dedo. Peca de lentitud y blandura en «El amor brujo» por afanarse excesivamente en la sutileza. Mucho más acertado está en la ópera, donde llega a combinar con eficacia energía y lirismo. El problema de «Ay, Amor» es que hace un par de temporadas se representó en el Palau de les Arts valenciano una de las mejores producciones realizadas en España en los últimos años y, desde luego, la mejor «La vida breve» de la historia. Se releyó la partitura con imaginación e intensidad dramática en la escena, y en el foso hizo maravillas Lorin Maazel con una Orquesta del Palau que supera con mucho a la de la CAM. Quizá lo que hubiera debido hacerse es traer a Madrid esa formidable producción.
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