PP y PSC instan a suavizar el pacto fiscal pero Mas no cede

BARCELONA– Tras la segunda cumbre del pacto fiscal, tal y como recordó ayer el presidente del grupo parlamentario de CiU, Oriol Pujol, empieza el «sprint» de negociaciones antes de que el Parlament vote la propuesta que el gobierno catalán presentará a Mariano Rajoy. Pero por el intercambio de mensajes que ayer tuvieron populares, nacionalistas y socialistas, este «sprint» parece que va a ser como correr sobre una cinta. Ya pueden correr, que no se van a mover del gimnasio.

Nadie se quiere mover
Después de analizar el documento en el que Artur Mas puso negro sobre blanco su modelo de pacto fiscal, el PSC respondió que rechaza la propuesta. El portavoz de los socialistas catalanes, Jaume Collboni, avisó de que su modelo fiscal es «inviable» porque no tiene cabida en el Estatut ni en la Constitución. Del mismo modo que uno más uno son dos, aunque la política no es una ciencia exacta, si para el PSC la agencia tributaria propia es «inviable» y CiU insiste en que es «innegociable», el acuerdo es inalcanzable.

Socialistas y populares se mostraron firmes ante un Govern al que acusan de no haberse movido apenas de su propuesta inicial. El portavoz del PP catalán, Enric Millo, instó a CiU a salir de su «inmovilismo» si no quiere que las negociaciones acaben en un fracaso «estrepitoso». Millo se mostró tan o más «decepcionado» con el documento que Collboni, que avanzó que el PSC no descarta presentar una propuesta alternativa de pacto fiscal para ser votada en el Parlament, igual que el PP.

Aunque el acuerdo se prevé inalcanzable, el PSC no tira la toalla. Presentará enmiendas para forzar a Mas a concretar puntos como el que determina que las agencias tributarias catalana y estatal pueden «colaborar», confiando en que el Govern acaba abriendo la puerta a un consorcio entre ambas agencias. Es una idea optimista, porque Pujol, que cerró el ciclo de conferencias sobre el pacto fiscal del Círculo de Economía, insistió en que el Govern buscará el «máximo consenso sin renunciar a las aspiraciones catalanas». Y estas aspiraciones pasan por lograr un nuevo modelo fuera del régimen común que pivota sobre la agencia tributaria propia. Pujol añadió la respuesta del Gobierno de no flexibilizar el objetivo de déficit de las autonomías como otro argumento a favor del pacto fiscal. Los empresarios le dieron su aval con un enérgico aplauso.