Manhattan
Elisa Palomino: la hija pródiga vuelve a Cibeles
Fuga de un cerebro adolescente y regreso de una diseñadora hecha y derecha. Es el devenir de Elisa Palomino, que sin embargo conserva la timidez previa a su exilio. ¿La prueba? Su cara de apuro –ya se encargó algún codazo de dejarla en un segundo plano– durante el posado de los diseñadores que participarán en la Cibeles Madrid Fashion Week que arranca este viernes.
«Me fui con 16 años, y aunque vuelvo a menudo para visitar a la familia, a nivel profesional no he hecho nada en España», confiesa. Una beca del Ministerio de Industria la llevó a estudiar durante cuatro años en la escuela St. Martin's en Londres, donde compartió pupitre con Alexander Mc Queen.
De Dior a Von Furstenberg
Fue el pistoletazo de salida para trabajar en Moschino. Y de ahí a ganarse el pan durante ocho años con John Galliano, tanto en sus colecciones como en la división de alta costura de Dior.
Desde hace un par de años esta valenciana que se siente conquense es vicepresidenta de diseño para Diane von Furstenberg. «Cuando se dice todo eso tan rápido puede parecer muy natural, pero hay mucho trabajo y sacrificio detrás. He crecido a la sombra de estos grandes que me han permitido hacer cosas maravillosas y han dado espacio a mi creatividad. Quizá por eso no había tenido la necesidad de crear mi propia firma. Además siempre les digo a mis alumnos de St. Martin's que trabajen en muchos lugares antes de lanzarse: todos los tropezones que te des, es mejor cometerlos con el dinero de otros, no con el tuyo».
Pero se cruzó en su vida un alemán, el cineasta Tristan W. Christann, se casaron y un corto dirigido por él, «Sirenas en Manhattan», precipitó la primera colección de Elisa y la llevó a debutar el pasado febrero en Nueva York. «Después de aquello, me hacía mucha ilusión Cibeles, no sólo por la parte emocional, sino porque verdaderamente la moda española tiene repercusión internacional». ¿Seguro? «Es increíble el cambio que ha habido en los últimos cinco años con diseñadores como David Delfin o Amaya Arzuaga, que para mí es la Rodarte española. Los jóvenes talentos están pisando muy fuerte», defiende. De quien no ha escuchado palabra alguna al otro lado del charco es de Belén Esteban y Julián Muñoz. «No sé quiénes son», confiesa. Tampoco hace falta. «Para mí el abanderado de nuestra cultura es y será Almodovar».
Su colección para la primavera de 2011 que presentará el sábado se centra en el mito de Perséfone: «Pasamos de los colores pastel de la primavera a las flores de las ninfas para acabar en los infiernos rojos y al negro más profundo del invierno». En la puesta en escena algo habrá de la teatralidad del creador gibraltareño y de los recuerdos de su infancia. «Por un lado, crecí rodeada de arte porque mi madre es restauradora, y, por otro, mi abuela era una mujer muy elegante que en el altillo de su casa guardaba ropa de todas las épocas y yo me subía allí para ponerme sombreros y abrigos de Balenciaga... Ahí entra en juego el batín de la noche de boda de mi abuela que le trajo una hermana suya que vivía en Manila, con el que me obsesioné durante años y en el que incluso Galliano se inspiró para muchas colecciones». Este mundo es el que define el estilo de Elisa Palomino.
Con el tocado hasta el infinito
Piel blanquecina y labios carmesí cual geisha. Pero con un toque chic: nunca sale de casa sin su tocado. «Forma parte de mi "look"y es un sello de la casa que intento dejar presente en cada desfile. Creo que es una pieza muy importante para una mujer, es como elegir un marco especial para un cuadro importante». Tal es la influencia oriental en Elisa Palomino que «cuando me casé en Cuenca mi marido y yo vestimos a nuestros invitados con kimonos de mi colección, tengo más de 200».
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