Cataluña

El éxito de Madrid por Sergio ALONSO

El éxito de Madrid, por Sergio ALONSO
El éxito de Madrid, por Sergio ALONSOlarazon

Ha sido como un visto y no visto, pero, si se quiere, seis años dan para mucho. La revolución sanitaria iniciada en Madrid por Manuel Lamela, y proseguida después por Juan José Güemes empieza ahora a llegar a su fin de la mano de Javier Fernández Lasquetty, en un proceso sin precedentes en España. En este tiempo, los hospitales nuevos se han multiplicado en la comunidad; también se ha dado entrada en el sistema a fórmulas mixtas de gestión innovadoras, que ahora pretenden copiar otros territorios en medio de la angustia financiera provocada por la crisis, y se ha puesto en marcha la libre elección de médico y centro sin estridencias ni grandes traumas para los ciudadanos.


La mano sabia de Antonio Burgueño se ha dejado notar en este logro, en el que apenas ha habido voces críticas. A pesar del duro tijeretazo del Gobierno aplicado a las nóminas, los principales líderes médicos están encantados con la Consejería, en la que han encontrado a un interlocutor, y Madrid se ha convertido en referencia para otros feudos por la calidad de su Sanidad y por otorgar facilidades a empresas donde otros sólo imponen trabas. Frente al PIB nacional, que cayó un 0,1 por ciento el pasado año, la comunidad crece un 0,7 por ciento, y la esperanza de vida, índice que refleja en alto grado la calidad sanitaria de un lugar, es espectacular en Madrid. De hecho, es la más alta de España, al situarse en los 82,96 años. La media del país es 1,3 años inferior.


¿Quiere esto decir que la Sanidad madrileña es como el mundo felix de Huxley, y que todo en ella resulta perfecto? Desde luego que no, pero no conviene negar tampoco que la capital ha desplazado a Cataluña de la vanguardia de la innovación y se ha convertido en el espejo hacia el que miran otras comunidades deseosas de emprender reformas que les permitan sobrellevar la crisis. Se equivocaría el PSOE en su lucha por la Comunidad en reiterar como argumento el manido debate de la privatización. No ganará un voto con este asunto, como demuestra el pasado.