Sevilla

Juan Ignacio Zoido: «Estaba cansado de lo de la Sevilla de Felipe González»

Definitivamente en Sevilla, con su nuevo alcalde, se ha despertado toda una «zoidomanía». Hijo de pasteleros, juez de profesión, y trabajador infatigable, no para de repetir que es de Sevilla y para Sevilla. No duda en comer con su chófer, escolta y todo su equipo, si no tiene un acto de trabajo, y más que un talante energético, parece «hiperquinético». Sólo si una tarde, no le encuentra nadie, es que se ha escapado a ver a su madre a Fregenal de la Sierra. De la mano del primer edil, paseamos por la capital hispalense, bajo un sol de justicia.

«Paco de Lucía llevaba la guitarra como una antorcha por el mundo entero cuando todos andábamos en pañales»
«Paco de Lucía llevaba la guitarra como una antorcha por el mundo entero cuando todos andábamos en pañales»larazon

–¡Qué fresquito por aquí!
–Fresquito y con poco dinero.

–¿Tan tiesos lo han dejado los antecesores?
–No sólo vacías las arcas, también muchos proyectos estancados. Y eso colapsa la ciudad.

–En la política municipal, ¿se vota más a la persona que al partido?

–No. Los sevillanos tenían ganas de cambio, porque estaban cansados del gobierno de coalición entre PSOE e IU.

–¿Se esperaba esta «zoidomanía»? Hay imágenes en las que aparece como Jesucristo Superstar en pleno Domingo de Ramos...

–¡No seas así! Lo que hay es mucha ilusión en los sevillanos y no puedo defraudar. Intentaré tener mucha humildad para administrar la mayoría que me han dado.

–Las mayorías absolutas no son buenas, ¿espabilan más las simples?
–Yo voy a cargarme esa teoría. Voy a intentar administrar esa mayoría como si fuera simple. Con mucho respeto y diálogo permanente.

–Lo que ha demostrado es que ninguna ciudad tiene un color político «ad eternum».
–Me encanta. Estaba cansado de escuchar lo de «la Sevilla de Felipe González», «la Sevilla del PSOE». ¡Pues no! Sevilla es de los sevillanos.

–En su equipo dicen que no se han inventado un candidato; que usted es así.

–Soy fruto de la educación que recibí de mis padres, de mi forma de ser y de los destinos profesionales en los que he aprendido ¡Si no he cambiado antes, cómo voy a cambiar ahora!

–Tras doce años de alcalde, su antecesor, ni acudió a la toma de posesión ni le entregó el bastón de mando. ¿Lo mandó por SEUR?

–No debía tener tiempo. Pero tuve un recuerdo para mi suegro y simbólicamente me entregaron un bastón de su familia, que él me regaló cuando fui magistrado. Yo se lo ofrecí a Sevilla.

–Los indignados han sido el «rolling gag» de este curso político.

–A «los indignados» les digo que quiero hacer un gobierno transparente, terminar con la corrupción y voy a depositar la confianza en funcionarios y profesionales. Ningún político recolocado, y eso tiene que ver con lo que ellos piden.

–Le dijo a un integrante del 15-M que tenía un hijo «sobradamente preparado» en paro.
–Con dos carreras y dos idiomas. En casa está. Ahora ha decidido prepararse una oposición.

–Las casas conservan «feng shui» de sus antecesores. ¿Qué energía había en su despacho?
–¡Imagínate después de doce años! Pero mi despacho suele estar en la calle. Y tampoco se me caen los anillos si tengo que desplazarme a reuniones en otros despachos.

–Como Mahoma...

–Como Jesús, que soy católico. Él estaba donde había problemas.

–Desde luego se rompió las sandalias por el desierto.
–No lo pasó nada bien, desde luego, hasta dejarse la vida en la cruz, por los demás.

–Espero que no se deje usted la piel en la alcaldía.

–No pienso, queda demasiado por hacer para dejarme nada.

–¿Podrá con el paro?
–No puedo crear empleo por un bando municipal, pero puedo crear condiciones para que vengan emprendedores. Sevilla será una tierra de oportunidades para inversores, no especuladores.

–Me han dicho que ha inventado una nueva forma de medida...
–(Risas) Siempre comento que mi hijo pequeño tiene una campaña y un mes. Dice que ahora su padre es «alcalde de verdad» y el día de la toma de posesión estaba emocionadísimo.

–Fue el niño que dijo a Rajoy lo de «las chuches».
–Sí. Tenía dos años. Cada ver que vemos al presidente dice: «Papá, nuestro amigo Mariano».

–¿Una ciudad se rige como una familia?

–Sí y hay que administrarla con el mismo cuidado, esmero y lealtad.

–¿Qué le hizo desviarse de la tradición familiar de pastelero y acabar en la judicatura?

–La tragedia de que falleciera mi padre. Si hubiese vivido, su obsesión era que todos siguiéramos en el negocio de la confitería y que se extendiera por España y Portugal. Pero no pudo ser. Y con doce años, mi madre me recordaba: «Tienes que ser un ejemplo donde se miren tus hermanos».

–Su madre, quien no le ha podido ver de alcalde.
–Desgraciadamente sufre de alzheimer. Te diría que es una tragedia, más para la familia que para el enfermo. Pero es una cruz que hay que saber llevar. La vida nos da muchas y hay que aprender a caminar con ellas.

–¿Lo que perdió el universo de las milhojas lo ganó el de las puñetas?

–Disfruté mucho impartiendo justicia. Y también malos ratos, pero siempre ejercí buscando principios de equidad.

–¿Cómo se reestablece esa sospecha pública en la que han caído los magistrados?

–Pues me da mucha pena cuando se pierde el norte. Prefiero la época en la que sólo éramos conocidos por ser «el juez del juzgado de instrucción numero tal», en lugar de por nombre y apellido. El anonimato en la carrera judicial es importante. El cargo, no la persona.

–Su hijo falleció en accidente de tráfico y ustedes donaron todos sus órganos. Se lo pregunto a tenor de la nueva proeza del doctor Cavadas en el Hospital La Fe. ¿Reconcilia con el ser humano?

–Hago campaña a favor de la donación cada vez que puedo. Lo que no sirve, hay que darlo, porque solucionamos otras vidas. Ojalá no fuera destacado quien lo hace, sino señalado el que no lo hace.

–¿Mantiene algún contacto con la familia del receptor de los órganos?
–Se guarda una absoluta privacidad. Pero yo, con el tiempo, he podido conocer a alguno de los receptores de los órganos de mi hijo. Y se nos caen las lágrimas a unos y otros.

–Sevillista confeso, va a presidir el primer derby en agosto: ¡un Betis-Sevilla!
–Soy sevilllista confeso, pero siempre he respetado al Betis y jamás he faltado el respeto a ninguno de sus seguidores..

–¿Qué más hará en verano?
–Iré a las jornadas de la juventud, con mi familia, y luego a la Hermandad de los Panaderos con la virgen de Regla. Que el Papa haya escogido Madrid es un rearme moral para la juventud.

–En esta «corriente de simpatía» que decía del Bosque. Me invitará a una cervecita.

–Y a una melba canutera que me pierde. Recomiendo dos marcas: Lola y Usisa.

–Si no le importa, la Mahou la pongo yo...

–Ya te convenceré que la Cruzcampo es mejor...

 

Mi maleta del verano
A un político en su maleta le gustaría meter descanso, que apenas se puede descansar con la crisis que estamos viviendo.

Juan Ignacio Zoido tiene muy claro que pasar buen verano no está relacionado con viajes exóticos, playas increíbles o gastos exagerados. Eso es para otros. Tras el estrés del año político y las elecciones municipales, el alcalde de Sevilla es más humilde en sus pretensiones al hablar del verano con el que siempre ha soñado. Es el de todos los años: «Mi verano perfecto es estar con mi familia y con mis amigos. Poder dedicarle tiempo a mis hijos, en especial a Fernandito, que es el más pequeño de todos, y disfrutar de los buenos momentos que comparte uno con los suyos», nos cuenta el alcalde.

Siempre me llevaríaun libro
¿Por qué? «Porque para mí es imprescindible la buena compañía, reírme, un buen libro y aprovechar el tiempo para cargar pilas».