Baltasar viene de Ubrique

Por el arte de la magia navideña, Jesulín de Ubrique despidió el año con un nuevo empleo: el de Mago de Oriente. Y lo hizo en Arcos de la Frontera, dentro de una iniciativa programa en la plaza de la Caridad de la localidad donde su familia tiene fijada la residencia. A lomos de un caballo, el diestro repartió caramelos entre los niños del barrio de María Auxiliadora, que se mostraron ilusionados de ser prácticamente los primeros de nuestro país en recibir la visita de Melchor, Gaspar y Baltasar. El motivo de esta llegada repentina fue la recogida de la carta de los más rezagados, a los que el torero atendió de forma atenta y sin perder la sonrisa de su rostro.

Al diestro se le vio exultante y con tino –no en vano, ya había ejercido en Ubrique hace algunos años de Rey–. Lo que no se pudo apreciar, debido al maquillaje oscuro sobre su rostro, es el resultado de la operación de nariz a la que fue sometida hace unas semana. El propio Jesulín explicó que la operación viene motivada porque desde hace tiempo sufría problemas respiratorios que le producían fuertes dolores de cabeza y jaquecas. Una limpieza del tabique nasal y de los cornetes han sido suficientes para dar una nueva imagen al diestro, según comentan los más cercanos a él, con una nariz más pequeña y estilizada.

Así pues, con un rostro nuevo y un gesto solidario el torero ha querido recibir 2012 y dejar atrás uno de los años más difíciles para su familia, sobre todo, después de que su esposa, María José Campanario, fuera condenada a un año y once meses de prisión por su implicación en la llamada «Operación Karlos». A consencuencia de ello fue expulsada de la universidad donde cursaba sus estudios de odontología. Por si fuera poco, cuando quiso retomarlos en Barcelona, se vio obligada a dejarlos, al parecer porque sus hijos no asimilaron que pasara tanto tiempo fuera de casa.

Ni Andrea ni María José
Aunque su esposa, María José Campanario no se dejó ver en la cabalgata en la que participó Jesulín, no quisieron perderse a Baltasar los dos hijos de la pareja, Jesús y Julia que llegaron acompañados de su abuela, Carmen Bazán. La que tampoco asistió fue Andrea, la hija que tiene en común con Belén Esteban.