Medidas económicas
Hollande ultima su «asalto» a las rentas altas y al capital
El Gobierno necesita recaudar 10.000 millones para cumplir con el déficit
PARÍS-Cerrado el largo paréntesis electoral durante el cual la crisis del euro parecía haberse quedado a las puertas de Francia, los verdaderos problemas comienzan para François Hollande. Con la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional cosechada este domingo, el presidente francés concentra en sus manos todos los poderes institucionales. Un triunfo para los socialistas y la izquierda pero también una gran responsabilidad. Hollande y su Gobierno, que será mínimamente retocado esta semana, ya que todos los ministros-candidatos ganaron en sus respectivas circunscripciones, se enfrentan a un deber de resultados. Si en cinco años, o antes, éstos no se producen, no podrán acusar a nadie en la oposición de haber puesto trabas.
El primer escollo consistirá en encontrar 10.000 millones de euros para cumplir con los objetivos de déficit este año. Y sin hablar de «austeridad» ni «rigor», palabras tabú y proscritas del programa electoral de Hollande. La dura realidad se impone. El crecimiento francés fue nulo en el primer trimestre, y para el segundo el Banco de Francia prevé una caída del 0,1%, lo que hace irrealizable la previsión anual del 0,7 % del anterior Gobierno conservador y cuestiona la hipótesis de un crecimiento del PIB del 0,5% sobre la que Hollande elaboró su programa. Un cuadro que compromete la reducción del déficit al 4,5% del PIB este año. «Si no hacemos nada la tendencia es que se roce el 5%», reconoció ayer el ministro de Economía, Pierre Moscovici. Pero a falta de medidas de reducción del gasto público, sólo queda la palanca de los impuestos. Una revolución fiscal destinada a aumentar la presión impositiva sobre las rentas más altas y las grandes fortunas. El Gobierno detallará la primera batería de su plan fiscal en los presupuestos rectificativos que se presentarán en Consejo de Ministros el 4 de julio antes de pasar al nuevo Parlamento. No figurará, sin embargo, su promesa estrella contra los ricos: la retención del 75% sobre los ingresos a partir de 1 millón de euros, que se pospone para el otoño. El proyecto contemplará la revisión de dos medidas muy simbólicas aprobadas por el anterior Ejecutivo y que suponen dar carpetazo a la era Sarkozy. Por un lado la derogación del IVA social, que prevé un aumento del tipo en 1,6% para financiar el modelo de bienestar – y por otro el restablecimiento del antiguo baremo del impuesto sobre la fortuna que rebaja de 1.300.000 a 800.000 euros el umbral de aplicación. Con éste retoque esperan un aporte 2.000 millones.
También será el fin de la exoneración fiscal de las «horas extra», herencia del «sarkozysmo», y de toda una serie de desgravaciones que no podrán superar los 10.000 euros anuales. Los derechos de sucesión se incrementarán, se creará un impuesto sobre los beneficios para bancos y petroleras y se estudia la aplicación de una tasa sobre las pernoctaciones en hoteles de lujo.
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