Golf
La pesadilla de Sergio García
El castellonense se tomará dos meses de descanso después de la PGA. Sólo la Ryder podría evitarlo
BARCELONA- Sólo tiene 30 años, pero lleva una eternidad en la élite del golf. Doce años como profesional estando con los mejores desde el principio, desde aquel inolvidable duelo con Tiger en la PGA de Medinah. El «Niño», como se le sigue conociendo, se ha hecho mayor y ha tomado una decisión propia de su madurez. Sergio García está saturado y ha decidido tomarse un descanso. Para desconectar, para poder «echar de menos el deporte», como ha reconocido.
Sergio atraviesa un bache demasiado profundo en su juego. Lleva varios meses sin ver la luz al final del túnel. Lo ha intentado todo sin éxito. Ha trabajado con el «putt», su pesadilla particular. Ha retocado su «swing». Pero el problema es más profundo. Está en su cabeza. Porque su talento hace que pocos jugadores en el circuito jueguen mejor que él. Pero casi todos hacen menos golpes.
El golfista castellonense había encontrado la regularidad hace un par de temporadas, cuando se situó como número dos del mundo. Tuvo incluso la oportunidad de destronar a Tiger Woods durante el periplo árabe del circuito europeo a principios de la temporada 2009, pero no supo aprovecharla y a partir de entonces empezó su declive. Después de muchos años como mejor jugador español en el ranking mundial, ha visto cómo Jiménez y Quirós le han superado mientras continuaba su caída hasta el puesto 50.
Desde el mes de mayo, la cabeza le ha dado vueltas a su situación y la opción de una retirada temporal comenzó a rondar su mente. Tras muchas deliberaciones, la decisión es firme y pública. Después de la PGA dejará los palos un par de meses para tomarse unas vacaciones y airear su cabeza. «Necesito echar de menos el deporte», admitía el martes.
Ha marcado su regreso para el Castelló Masters, a finales de octubre, torneo que organiza él mismo y que se disputa en su campo, el Mediterráneo. Sólo existe una remota opción de que reconsidere su decisión. Su presencia en el equipo de la Ryder Cup, una de las competiciones que más le motiva y que nunca se ha perdido desde que es profesional, que se disputará en el Celtic Manor de Gales el primer fin de semana de octubre. Pero es una posibilidad que casi ni contempla. Para entrar en el equipo necesita clasificarse directamente o ser una de las tres elecciones del capitán, Colin Montgomerie. Su estado de juego hace que sea prácticamente imposible que el escocés le escoja. Y para meterse por resultados necesita hacerlo realmente bien esta semana en Whistling Straits, cosa que después de la primera jornada (acabó con +6) parece casi imposible.
Sergio no tiene muy claro qué hará durante este periplo. Seguramente, realizará algún viaje para desconectar y aparcará los palos hasta que le entren ganas de entrenar. En caso de producirse el milagro y entrar en el equipo de la Ryder, se tomará sólo un mes de descanso, aunque no jugará ningún torneo. «Me pondría unas dos semanas antes a entrenar para llegar en forma», explicó a los micrófonos de Canal Plus Golf. A veces es preciso dar un paso atrás para ir hacia adelante.
Tiger daseñales de vida
Después de hacer el peor torneo de su carrera la semana pasada en el Bridgestone Invitational, Tiger Woods ha dado señales de vida en la primera jornada de la PGA. Los «grandes» motivan al número uno. De hecho, los mejores resultados que ha obtenido en esta desastrosa temporada ha sido en las citas más importantes. Tiger concluyó el día con -1 después de firmar una tarjeta con cuatro birdies y tres bogeys. Se mantiene cerca de los líderes que, al cierre de esta edición, eran el estadounidense Bubba Watson y el italiano Molinaro, con 68 golpes, cuatro por debajo del par. Entre los españoles, aparte de la decepción de Sergio García, Álvaro Quirós firmó un mal registro (+2).
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