Cataluña
Rajoy bajará los impuestos a los empresarios que reinviertan beneficios
La salida de la crisis necesita, entre otras cosas, una reforma tributaria. Así lo defendió ayer Mariano Rajoy en el foro Tribuna Barcelona, donde concretó dos medidas fiscales con el objetivo de «incentivar la creación de empleo, la inversión y el ahorro». El presidente del PP está convencido de que un mecanismo eficaz para generar riqueza es bonificar fiscalmente la reinversión de los beneficios y, por eso, ayer anunció que si es presidente del Gobierno reducirá 10 puntos (del 30 por ciento al 20 por ciento) el Impuesto de Sociedades para los beneficios que se reinviertan.
Además, apuntó también a la actual deducción del 12 por ciento para las plusvalías que obtienen las empresas que venden activos de baja productividad y dedican el dinero obtenido a renovar su negocio y mejorar su competitividad –ésa es la teoría porque en la práctica Hacienda no facilita nada la aplicación de este beneficio fiscal–. Él propone que esa plusvalía reinvertida en esa dirección tenga fiscalidad cero.
El líder popular confía en que estos ajustes fiscales sirvan, en primer lugar, para «la autofinanciación» de las empresas; y, en segundo término, para favorecer que las grandes compañías opten por nuevos proyectos en vez de por repartir dividendos entre sus accionistas. Rajoy también anunció tipos reducidos para pymes y autónomos. Para estos mismos colectivos, propuso «que paguen el IVA cuando hayan cobrado efectivamente las facturas», así como «la creación de una cuenta tributaria para las empresas de forma que puedan compensar los impuestos que deben a las administraciones con los pagos que éstas les adeuden». Éstas fueron las novedades de un discurso que el presidente del PP centró en la economía, el eje principal de la mayoría de sus intervenciones. Rajoy considera crucial «cambiar la percepción sobre el riesgo español» y, para eso, buscará emitir «señales muy poderosas a los mercados». En este sentido, explicó que su Gobierno «dejará claro ante la Unión Europea que el conjunto de las administraciones públicas españolas no alcanzarán en 2012 un déficit superior al 4,4 por ciento»; e insistió en que fijará «un techo de gasto vinculante para las comunidades autónomas», una medida a la que se opone la Generalitat.
Todo ello son, en palabras de Rajoy, «algunos ejemplos» que permiten intuir el sentido de «las reformas necesarias». «Hay certidumbres a las que nos podemos aferrar: el cumplimiento de los compromisos, la valoración de la palabra dada y del trabajo bien hecho, el respeto a las reglas del juego o el apoyo al que se arriesga para generar riqueza y empleo», resumió.
Con las dos medidas que ayer presentó en sociedad –ante la flor y nata catalana– Rajoy sólo ha destapado la botella de la que irán saltando sus «golpes de efecto» electorales en materia fiscal a medida que avance la campaña. El equipo que trabaja en el contenido del plan de acción que implementarán desde el Gobierno si ganan las elecciones está armando una amplia reforma laboral, un duro plan de ajuste del gasto público, una amplia reforma fiscal..., pero el programa pivotará sobre los grandes principios y las medidas con mejor venta ante la ciudadanía. El objetivo es apuntalar la mayoría absoluta que al llegar a La Moncloa les permita desplegar con rapidez toda una batería de reformas con un doble objetivo: multiplicar su eficacia y, al tiempo, desorientar y mermar la capacidad de contestación de los sindicatos y la izquierda, que creen que ya se está preparando para «calentarles» la calle cuando lleguen al poder.
Los dos anuncios de ayer los resumen en el efectista lema de que «por primera vez en la historia de España los empresarios que en vez de comprarse un chalé o un Mercedes inviertan sus beneficios en crear empleo o en ser más competitivos tendrán un tratamiento fiscal sin precedentes». La inspiración viene del modelo dual de retribución empresarial de los países nórdicos. «Si actúas como empresario tendrás menos impuestos; si actúas como un particular, te los subimos», concluye el secretario de Economía del PP, Álvaro Nadal.
«Moderación» y ganas de entenderse para afrontar el asunto del catalán
Mariano Rajoy no tiene el más mínimo interés en entrar a la batalla sobre el sistema de escolarización lingüística en Cataluña. Ni quiere salir en tromba contra la inmersión en catalán ni levantar la bandera del bilingüismo. Pero la polémica ha sido una constante las últimas semanas en Cataluña y Rajoy no pudo evitarla por completo. Se limitó a considerar que este asunto está «sobredimensionado –sospecha que por motivos electorales– y recetó amplias dosis de moderación y ganas de entenderse. «Yo desde luego las tendré», aseguró el presidente del PP. Rajoy aconsejó, además, «incidir en lo que nos une y no en lo que nos separa». El moderador, el padre la Constitución Miquel Roca, le pidió apoyo a la inmersión.
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