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Fernando Sánchez Dragó: «Los mítines sólo sirven para berrear»

«Esos días azules (Memorias de un niño raro)», en la Editorial Planeta, es la última propuesta del controvertido escritor que ha hecho de todo en la vida, se ha metido en todos los charcos y acostumbra a salir indemne gracias a la magia de su pluma

El escritor asegura que la política no le interesa «ni poco ni mucho ni nada», y que no sigue la campaña. Eso sí, tiene su voto claro y no piensa cambiarlo
El escritor asegura que la política no le interesa «ni poco ni mucho ni nada», y que no sigue la campaña. Eso sí, tiene su voto claro y no piensa cambiarlolarazon

Más de una treintena de títulos, programas de radio, televisión y colaboraciones en prensa avalan la falta de tibieza de un hombre que lleva años apoyando a los populares. Desde Japón, responde a nuestras preguntas.

-Está claro que sigue la política, ¿hasta qué punto le interesa?
-La sigo como si fuese un juego de salón, un partido de fútbol y, a veces, me entretiene, pero no me interesa ni poco ni mucho ni nada.

-Pero sí tendrá claro si a España le viene bien un cambio...
-Sí, pero hacia atrás. Volvamos a ser como éramos hace unas décadas, cuando aún quedaba algo de sentido común.

-¿Le importa la formación de su próximo presidente?
-No es necesario ser culto para ser un buen «contable». Los tenedores de libros nunca destacaron por su afición a la lectura y a las bellas artes. Basta con que sean honrados y sepan cuadrar un balance.

-¿En qué confía que quede la demorada Ley Sinde?
-No sé nada de esas cosas. No me preocupan. Yo no vendo libros; los escribo. De venderlos se ocupan los editores, los distribuidores y los libreros. No pretenderá que, encima de escribir, organice el copyright.

-¿Es buena medida convertir el Ministerio de Cultura en una Secretaría de Estado?
-Mejor lo segundo que lo primero; pero mejor aún sería que sólo hubiera unas cuantas direcciones generales de bajo presupuesto. A la cultura le basta con fluir, porque su «ley» es el TAO...

-En el sector de la literatura... ¿Qué «sensibilidad» debiera tener el nuevo gobierno?
-Me habla en chinooooooo. Escribir es un acto privado en el que los únicos cambios admisibles y, a veces, deseables son los que el autor, a solas, introduce en su obra. Las personas pueden ser sensibles. Pretender que lo sean los Gobiernos es sensiblería.

-Su voto, ¿está decidido ya?
- ¡Por supuesto! Además no pienso seguir la campaña y menos desde Japón. Los mítines sólo sirven para berrear.