Actualidad

La economía real de Draghi y el binomio perfecto de la crisis

La Razón
La RazónLa Razón

La política monetaria "megaexpansiva"del presidente del BCE, Mario Draghi, no termina de convencer a nadie fuera del sector financiero. Y si no consigue el respaldo de todos, es porque los únicos beneficiados son los bancos y, por extensión, los políticos, el binomio perfecto de la crisis. Alemania y muchos países nórdicos han puesto el grito en el cielo y nadie entiende que más de un billón de euros inyectados en apenas seis meses en el sistema financiero no sean suficientes para paliar parte de los problemas de la zona euro.

La clave de todo el proceso es que el dinero no entra -ni entrará- en la economía real, y lo cierto es que el propio Draghi no puede controlar el destino del capital, es un cortafuegos y no decide. La última palabra la tiene el sector bancario y nadie externo tiene suficiente poder como para decidir lo que deben hacer con la inyección de "euros baratos".

La primera macroinyección de liquidez del BCE -casi medio billón al 1% de interés y con plazo de devolución en tres años- fue "vendida"por los principales valedores de Draghi como una de las grandes "patas"del proceso que solucionaría los problemas de financiación de empresas y familias, uno de los principales factores que motivaría la recuperación económica.

No obstante, la banca dedicó el capital a inversiones en renta variable, renta fija y depósitos (sobre todo, los del propio banco central) para paliar sus necesidades de liquidez, y no a la concesión de créditos. Lo mismo sucedió con la segunda subasta, de importe similar, y a la que acudieron 800 bancos de la zona euro.

No olvidemos nunca que el modelo de crecimiento occidental se sustenta en el endeudamiento -el famoso efecto multiplicador de la deuda que en esta crisis nos ha demostrado a todos que también puede convertirse en divisor-, por lo que, sin crédito, no hay producción, no hay inversión privada y el maná del PIB se seca. El problema es que los bancos saben -y Draghi sabe- que hay otras formas mucho más rentables y seguras de ganar dinero que prestárselo a pymes y familias con cada vez más dudosa expectativa de ser recuperado.

El ejemplo perfecto es el del sector inmobiliario, el aumento de la tasa de morosidad y el incremento imparable de los impagos. La banca perdió millones y ha aprendido la lección, por lo que el papel de canalizador de la financiación a la economía real se diluye. Por no prestar, no se prestan ni entre ellos.

Por otro lado está el sector público, agobiado por la deuda, gastando más de lo que ingresa y con cada vez mayor presión por parte del mercado. Si los bancos no tienen liquidez, no pueden comprar bonos, y si no compran bonos, los políticos no podrán pagar a los acreedores las deudas contraídas en el pasado. Algo falla.

El "rescate silencioso"perfecto es el del BCE, que inyecta capital al 1% y la banca invierte una parte relevante en hacer "trading"con renta fija para que el binomio siga funcionando. Los políticos, contentos porque tienen dinero para cumplir con sus obligaciones frente a los inversores y las primas de riesgo se relajan. Y los bancos también, porque sacan una rentabilidad superior al coste de pedirle prestado dinero a Draghi.

El problema final es que la parte del capital que financia a la economía real es muy pequeña, porque se queda en el bucle banca-política-mercados anteriormente descrito. Familias y pymes no acceden a financiación, el paro crece y las quiebras se multiplican.