FC Barcelona

Balón de Oro

La revancha del «Kun» Agüero

Agüero celebra un gol con la camiseta del Atlético de Madrid
Agüero celebra un gol con la camiseta del Atlético de Madridlarazon

En el barrio donde hace 23 años nació Sergio Leonel Agüero, en Quilmes, no crece la hierba, ni el asfalto. Es el segundo de siete hermanos, el Gordo de la Primitiva para su humilde familia. En 2006 llegó al Atlético de Madrid, que se adelantó a Juve y Bayern y pagó por él 23 millones a Independiente. Firmó un contrato por seis temporadas, suplió al «Niño» en el corazón rojiblanco y asumió una cláusula de rescisión de 60 millones. El pasado 31 de enero, coincidiendo con el final del mercado de invierno y el interés del Real Madrid por llevárselo, prorrogó hasta 2014 su contrato y rebajó la cláusula a 45 millones para cobrar 7 netos por temporada. Es uno de los diez futbolistas mejor pagados del mundo. De no haber renovado en esas condiciones, habría quedado libre el año que viene. La operación interesó al Atlético y a él; no tanto a sus representantes, Gonzalo Rabasa y Hernán Reguera, quienes con el nuevo convenio perdían el porcentaje que tenían del futbolista en propiedad y la posibilidad de maniobrar hasta 2014...

Sucedió entonces que Simao siguió los pasos de Jurado, que el Atlético debilitó la plantilla, que la temporada después del doblete era un completo fracaso, que con Quique se perdía el equipo por el desagüe y que los cantos de sirena del Madrid hicieron mella en él. Sus agentes enredaron. Un año antes, su suegro, Maradona, ya le aconsejó que cambiara de barrio, que su lugar estaba en el Bernabéu. No escuchó y se ilusionó con las conquistas de la Liga Europa y la Supercopa. Creyó en el futuro atlético y compró una mansión en la exclusiva urbanización La Finca. Avanza el curso, el Atleti está más próximo a Segunda que a Europa, hace el ridículo en la competición continental y cae en la Copa; clasificarse para la «Champions» es una utopía y conseguirlo para la Liga Europa, una empinada cuesta. Se desespera y acelera su salida del Vicente Calderón. Dicen que habló con Messi por si interesaba al Barcelona; cuentan que se enteró el Madrid y firmó con él un precontrato. Asegura Miguel Ángel Gil que su traslado a las filas de Mourinho sólo será posible si paga la cláusula más el IVA, unos 73 millones. Enrique Cerezo discrepa, cree que son 45 para todo el mundo. Pero el «Kun» ha tomado una decisión.

El 22 de mayo acude al club para hablar de futuro y de los 5 millones de euros que le adeuda. No le recibe nadie. Se calienta y con la mano de los representantes escribe la despedida del Atlético. Desde entonces, cada vez que ha hablado se ha alejado más del Manzanares, hasta que la semana pasada despreció a la afición rojiblanca, ajena a sus cuentas. Confía en que el Madrid le saque del atolladero. El Atlético lo hizo mal; él, peor aún.