Secuestro de periodistas
«Es algo que tenemos presente todos los días el miedo siempre va a existir»
Tal día como hoy hace un año, 36 marineros (16 de ellos españoles) llevaban siete días secuestrados por los piratas en el Océano Índico. Viajaban a bordo del «Alakrana», un pesquero que se hizo famoso sin quererlo y que se convertiría en su cárcel durante 47 días.
Un año después, muchos han vuelto a echarse a la mar, otros han optado por tomarse unas vacaciones y unos pocos han decidido no pisar nunca más un pesquero. La mayoría trata de superar con el tiempo esa amarga experiencia mientras que otros, aún con secuelas y problemas derivados de aquel cautiverio, reciben tratamiento médico. Pero ese miedo, la tensión y la incertidumbre no sólo la vivieron los pescadores en alta mar. En tierra, a miles de kilómetros de allí, sus familiares se convirtieron también en víctimas del rapto.
«Es algo que todos los días tienes presente. El miedo siempre va a existir». Quien habla es María Ángeles Jiménez, la mujer de Gaizka Iturbe, uno de los marineros del «Alakrana» que peor pasó el cautiverio. Durante el secuestro tuvo que luchar contra el miedo y contra un cólico nefrítico agravado por la falta de agua y el estrés. «Estaba muy mal al principio –recuerda María Ángeles–, en su cabeza había un doble trauma; él pensaba: "estoy enfermo pero tengo que aguantar"». Y aguantó, expulsó la piedra en el barco y ahora trata de recuperarse en su casa de Sestao. Él prefiere no hablar, pero su mujer señala que «se recuperará. No del todo, pero se recuperará». «Tenemos mucha confianza y no nos damos por vencidos», confiesa, al tiempo que apunta que «Gaizka es muy positivo y tiene muy buen humor». Eso sí, hace hincapié en que «cuanto menos tocas las heridas, menos sangran».
26 años en la mar
Mira con cierto reparo al futuro. Sabe que tarde o temprano su esposo tendrá que salir de nuevo a faenar. «Lleva 26 años en la mar y es lo único que sabe hacer», comenta con cierto tono de angustia que se alivia un poco cuando recuerda que «la situación ahora no es la misma, llevan seguridad privada a bordo».
Esta nueva «compañía» es la que también ha tranquilizado a Jesús Dacosta, hermano de Secundino, otro de los marineros secuestrados que hace pocos días volvió al Índico. Antes, Jesús se embarcó nada más regresar su hermano. «Íbamos con miedo, pero bastante más tranquilos», recuerda, y comenta como su hermano, que requirió de atención en un primer momento, trata de rehacer su vida intentando olvidar. Él se encuentra bastante bien, asegura, aunque reconoce que cuanto menos se trate el tema, mejor.
Son muchos los que no quieren recordar ni hablar ni remover unas heridas que aún siguen ahí. Como Pablo Costas, que tampoco ha vuelto a subirse a un pesquero. Él prefiere mantenerse al margen, pero su hermano Antonio, que fue quien le relevó a bordo del «Alakrana» una vez liberados, reconoce que «continúa con tratamiento médico, aunque va poco a poco a mejor». Añade que Pablo «está más tranquilo porque no tiene intención de volver a la mar», mientras apunta que, de vez en cuando, comentan el tema con amigos o con otros compañeros del barco.
«Buen tiempo para los piratas»
Eso sí, a la hora de subirse a un pesquero con destino al Índico, Antonio lo tiene claro: «sin seguridad a bordo yo no iría». Y recuerda que «ahora empieza el buen tiempo para los piratas».
Pero Pablo no ha sido el único que ha decidido poner fin a su vida en el mar. El patrón, Ricardo Blach, ya comentó que se retiraba tras el rapto. También él quiere pasar desapercibido y no hablar de lo que ocurrió hace un año, algo que también sucede entre sus familiares. Su hija Cristina así lo confirma: «Mi padre decidió no volver a contar nada acerca del secuestro después de hablar con los medios al final de su declaración ante el juez. Es una manera de pasar página», apunta, al tiempo que añade: «Él ya está jubilado y ahora se encuentra bien».
Mientras, la hermana de Ricardo, María del Carmen, recuerda que «ellos lo pasaron muy mal y nosotros también sufrimos mucho, pero no queremos recordar nada, queremos olvidarlo». «Ahora estamos más tranquilos», asegura.
Mientras tanto, algunos de los marineros que fueron secuestrados pusieron de nuevo hace pocos días rumbo al Índico a bordo del mismo barco en el que pasarán cerca de cuatro meses. Es el caso de Secundino, el marinero Joaquín Fernández; los engrasadores José Carlos Meira y Pedro Ortún; el electricista Antonio Pérez e Iker Galbarriatu, el primer oficial, Francisco Valadés, o el capitán del pesquero. Para algunos es el segundo viaje tras el secuestro y para otros el primero.
La seguridad a bordo, de seguro, les allanará el camino.
Otro drama que salta a la pantalla
«Alakrana, el diablo está en tierra. El infierno en el océano». Así se llamará la nueva miniserie protagonizada por Miguel Ángel Silvestre basada en el cautiverio de los marineros. No es nuevo que los dramas reales se conviertan en series de televisión. Ocurrió con el 11-S, con el accidente de Spanair o con el crimen de Fago, entre otros.
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