Atenas
Medio año perdido por J A Gundín
A la mayoría de la Prensa internacional ya le cuesta distinguir entre una huelga en Atenas, donde los cócteles molotov superan a los coches en consumo de gasolina, y una manifestación de «indignados» en Madrid, donde las únicas bajas por la violencia son policías. A juzgar por las imágenes de la CNN, las portadas del «Wall Street Journal» o las fotos de los periódicos ingleses, España y Grecia son una misma tragedia, con el agravante de que la primera padece a políticos nacionalistas que juegan a la ruleta rusa con la pólvora del Rey. Lo cierto es que la «marca España» ha retrocedido una eternidad en una semana. Rajoy había logrado refutar las similitudes con el naufragio griego mediante una estrategia inteligente: la crisis no era española, sino del euro. De este modo, endosó el problema a Bruselas y al BCE, que en agosto le dieron la razón al activar Mario Draghi la manguera antiincendios de la deuda soberana. Además, reforzaba sus argumentos con un ajuste fiscal riguroso y unas reformas serias. En suma, nuestro país había logrado recuperar la credibilidad dilapidada por el Gobierno socialista al incumplir el déficit. Medio año le costó a Rajoy limpiar esa imagen de país chapucero y de poco fiar. Sin embargo, los graves altercados en torno al Congreso, unidos al espectáculo circense de Artur Mas y a la paranoia federal del PSOE, han formado un cóctel todavía más explosivo que los de Atenas que ha calcinado la confianza en España. ¿Acaso usted invertiría en un país cuyo Parlamento es sometido a asedio, que padece una grave amenaza de ruptura territorial, donde el partido que gobernó la última década culpa de los males a la Constitución y que, encima, arrastra cinco millones largos de parados? Bastante mérito tiene en no salir corriendo.
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