Nueva York
EE UU vuelve a autorizar los insultos en TV y radio
Todavía no sé sabe en qué quedará la decisión de un tribunal de Nueva York de anular la prohibición de emisión de insultos en programas de radio y televisión generalistas en Estados Unidos. Pero, de momento, este fallo, emitido amparado en la Primera Enmienda, se interpreta como una reprimenda a la política de la administración Bush de tolerancia cero con el lenguaje considerado obsceno, profano y sexual en la radio y TV estadounidense. Así las cosas, se espera que esta decisión, basada en el derecho de libertad de discurso, pueda ser apelada ante el Tribunal Supremo estadounidense. Pero, todavía, representa una victoria para los canales generalistas, que se unieron en contra de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC por sus siglas en inglés), en una demanda presentada en 2006. En el fallo de la corte, se puede leer que «no estamos sugiriendo que la FCC no pueda crear una norma constitucional. Sólo mantenemos que la actual no pasa el escrutinio constituacional». Mientras, el presidente de la FCC, Julius Genachowski, recordó que la comisión «está revisando la decisión del tribunal a la luz de nuestro compromiso de proteger a los niños, autorizar a los padres y defender la Primera Enmienda». En una nota de prensa de Fox, la cadena que lideró la demanda que unió a todas las TV, explicó que «siempre hemos pensado que la posición del Gobierno era inconstitucional». El caso tuvo su punto de partida por los tacos que pronunciaron la artista Cher, Bono y Nicole Richie en diferentes ceremonias de entrega de premios a principios de la primera década de los 2000. Pero, fue en 2004 cuando la FCC adoptó normas más estrictas con las televisiones generalistas. Elevadas multasLas mismas se convirtieron en debate nacional tras el suceso conocido como «pezón-gate» en el intermedio de la final de fútbol americano de la Super Bowl. Con el incidente que protagonizó Janet Jackson, que dejó ver un pecho durante una actuación con Justin Timberlake, no se pronunció ninguna palabra obscena, pero hizo que los estadounidenses más conservadores se pusieran de pie ante lo sucedido. Y desembocó en elevadas multas y extrictas reglas a las radios y televisiones. Las cadenas de cable decidieron autocensurarse ante el miedo a que los anunciantes les diesen la espalda si su comportamiento no era el esperado. Ahora, la administración Obama se encuentra en una difícil posición ya que se espera que este caso sea llevado al Tribunal Supremo. Entonces, tendrá que decidir si está o no con las restrictivas políticas de Bush.
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