Francisco Marhuenda
Aznar: «El Gobierno nos ha abocado a una crisis de raíces y valores»
En las jornadas «Verdad y comunicación», José María Aznar aseguró que «los medios han de transformar la información en conocimiento».
José María Aznar, ex presidente del Gobierno y presidente de FAES, fue el encargado, ayer, de inaugurar la Escuela de Verano de la Universidad Católica de Ávila que, bajo el título «Verdad y medios de comunicación», congregó a un extraordinario elenco de periodistas, políticos y profesores para abordar la compleja situación que atraviesa el sector de la comunicación.
En medio de una gran expectación y acompañado por la rectora de la Universidad Católica de Ávila, María del Rosario Sáez Yuguero; el obispo de Ávila, Jesús García; la presidenta de la Fundación Teresa de Ávila, Lydia Jiménez; Mauricio Casals, presidente de Audiovisual Española, y Francisco Marhuenda, director de LA RAZÓN, el ex presidente del Gobierno, hijo, nieto y sobrino de periodistas, pronunció una conferencia que, recogiendo el título de las propias jornadas, versó sobre la verdad.
Así, afirmó que «en los tiempos que corren el título de esta escuela de verano es casi una provocación. Eso sí, es una provocación por la que debemos felicitarnos, puesto que lo que provoca es algo necesario e importante. Dar por hecho que la verdad existe, que se puede conocer y que se puede comunicar es situarse a la contra de todo el ambiente cultural y social predominante. Un ambiente cultural que se caracteriza precisamente por poner en duda tanto la existencia de algo que pueda ser denominado verdadero como la posibilidad de que, de existir, lo verdadero pueda comunicarse».
En referencia a la situación que vivimos actualmente, al revisionismo histórico y al relativismo que algunos políticos e intelectuales pretenden imponer como opción vital, Aznar dijo que «no hace mucho que en España hemos tenido que escuchar la ridícula pretensión de que no es la verdad la que nos hace libres sino que es la libertad la que nos hace verdaderos… Esto no pasaría de ser una anécdota si no fuera porque quien se expresó así tenía grandísimas responsabilidades en el Gobierno de España y porque al hacerlo se adhería a toda una corriente contracultural que padecemos desde hace tiempo y que desde algunas instituciones ha ido impregnando en los últimos años el conjunto de nuestra vida pública».
En este sentido, criticó la labor del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y de sus gobiernos a lo largo de estas dos legislaturas, porque, a su juicio, esta política se ha plasmado «en forma de iniciativas legislativas, políticas y sociales que a nuestra grave crisis económica y a nuestra gravísima crisis institucional han añadido una nueva crisis de valores y de raíces que afecta de manera especial a los jóvenes».
Esta situación, aplicada al mundo del periodismo, supone un problema grave, porque, según el ex presidente, «cuando falta o se oscurece la noción misma de verdad, el resto de las actividades que tienen que ver con su búsqueda y su comunicación también se oscurecen... La sociedad espera de los medios que la informen. Y a mi juicio, es evidente la progresiva falta de jerarquización informativa, la tendencia a que todo se mezcle, a que todo valga lo mismo y a que cualquier opinión se tenga por igualmente respetable independientemente de que quien la manifieste sepa o no sepa de qué está hablando o responda a intereses confesables o no».
En cuanto al papel de los medios, Aznar cree que deben cumplir un papel esencial para que las personas y las sociedades puedan pasar del mero hecho de tener información «al complicado hecho de tener conocimiento. No es lo mismo. Y nadie puede hacer eso por sí sólo». Y, aseguró que tener conocimiento es hoy mucho más complicado precisamente porque la información es abrumadora.
«Poner orden en ella, actuar para centrar los debates y hacerlos útiles y no para confundir, es también un trabajo importante e imprescindible de los medios de comunicación», explicó.
Como colofón, y de cara al futuro más inmediato, José María Aznar insistió en que el cambio que necesita España es, realmente, un cambio «en la relación que la política y la sociedad deben guardar con la verdad. Una relación de respeto, no de ocultación y menos aún de negación. Lo primero que necesitamos es atenernos a los hechos, respetar la verdad y hacer de ella el punto de partida para la búsqueda de nuestro bien común».
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