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Habrá sanciones

La Razón
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Podría suceder que por vez primera las chapucerías de la Liga no quedaran impunes. Aunque el juez que entiende el «caso Brugal» no ha entrado de lleno en la cuestión deportiva, porque las escuchas a que ha tenido acceso tenían como objetivo el asuntos de las basuras alicantinas y, por tanto, no las trapacerías futbolísticas, lo sucedido está también tipificado como delito por los daños a terceros, en este caso los apostantes, los aficionados que dejaron su dinero en las quinielas y los amaños les perjudicaron. El Código Penal en diciembre ya contendrá los artículos relativos a las trampas deportivas.
La Abogacía del Estado, uno de cuyos miembros fue llamado a Madrid a pesar de que estaba de vacaciones en Benicasim, tiene prisas por resolver el asunto dado que la Liga comienza a finales de mes y urge solventar el problema que tiene terceros perjudicados, en este caso el Betis, deportivamente, y apostantes por las quinielas.
El Consejo Superior de Deportes tiene que dar la cara en la cuestión, que todo no va a ser retratarse junto a los campeones. La Federación Española tiene que movilizarse de verdad y no hacer el paripé. El asunto es grave. En Italia, por ejemplo, por la adulteración de las apuestas hubo graves sanciones. En Italia, por cuestiones similares, al internacional Rossi lo tuvieron parado dos años. Aquí hay jugadores cuyo buen nombre debe ser restituido si son inocentes o han de ser expulsados de la Liga sin son culpables, al menos mo- mentáneamente.
Esta vez no parece que en el asunto haya ningún árbitro complicado. Ello consuela.