Historia

Comunidad de Madrid

Churchill en España

La Razón
La RazónLa Razón

Una excelente exposición de la Comunidad de Madrid, en el recinto de la antigua fábrica de El Águila, plantea la cuestión de la relación de Churchill con España. No fue una relación sencilla. En su juventud, Churchill vivió la apoteosis del mundo liberal. Todos los conflictos parecían haber llegado a su fin, y el afán de aventuras del joven aristócrata parecía destinado a verse frustrado para siempre. Así que fue España, embarcada antes que nadie en un proceso de descolonización –el de Cuba–, la que le dio ocasión de participar en una aventura bélica. Allá que se fue el joven Winston a desfogarse. Le sorprendió la posición de los españoles, según los cuales Cuba formaba parte del territorio nacional. Años después, cuando se vio enfrentado a sus propios procesos de descolonización, Churchill volvería a aquellos argumentos. En los años 30 y 40, con responsabilidades muy superiores, Churchill tuvo que definir la posición de Inglaterra –y la de los aliados– ante la España de Franco. Nunca sintió la menor simpatía por los dictadores, pero en los años de la guerra civil, e inmediatamente después, no veía más alternativa que la del régimen de Franco. Además, ¿en función de qué se podía intervenir en un país tan grande, tan importante? Los españoles se habían enredado en sus propios fantasmas y tendrían que salir de ellos por su cuenta, con la dignidad que les correspondía como una de las grandes naciones del mundo. Cualquier intervención en España habría sido inconcebible para aquel conservador sensible como pocos a las sugestiones de la historia. La prudencia de Churchill ante la posibilidad de acabar con Franco no se debió a razones meramente coyunturales. Hay que relacionarla con el instinto de un hombre que era capaz de ver, bajo los desastres de la guerra y la postguerra, al gigante español, aunque fuera un gigante herido. Sólo ahora, después de que los españoles hayamos empezado a comprender el precio que hay que pagar por abandonar cualquier voluntad de conservar lo que nos hizo grandes, entendemos el alcance de la visión de Sir Winston.