Málaga

Aborto post-parto por Lucas Haurie

La Razón
La RazónLa Razón

Corren días de Tenorio, propios para resucitar esos «crímenes pasionales» bajo los que antes se escondían los asesinatos domésticos. Por eso conviene llamar la atención sobre un infanticidio ocurrido el pasado fin de semana en Málaga, en cuyo vertedero encontraron los servicios de limpieza el cadáver de un neonato todavía con el cordón umbilical y muerto a golpes antes de ser arrojado a un contenedor. No era mucho mayor la criatura que los fetos de treinta semanas triturados por el doctor Morín, ese héroe de la causa feminista, por lo que aún aparecerá alguna hembra «enragée» que justifique la sevicia como un caso de aborto extremo. Entretanto se le evacua consulta a Bibi Aído, esa luminaria de la bioética, el periodista trató de buscar alguna documentación acerca de esta forma de violencia, la ejercida sobre los seres más indefensos. Agua. Ningún organismo oficial registra los casos de bebés matados por su madre o con el consentimiento de ésta, quizá en el entendido de que, en cumplimiento de la doctrina de género, la posesión de una vagina exime de cualquier vileza ejercida en el ámbito familiar. Porque cuando un niño de tan corta edad es ejecutado, lo que por desdicha no es tan infrecuente, a la fuerza debe haber involucramiento femenino. Pero no existen estadísticas al respecto, del mismo modo que dejaron de contabilizar hace algunos años los (numerosos) casos de suicidio de hombres divorciados. No cabe mayor degradación que ofrecer coartada científica a una ideología.