Prevención

ANÁLISIS: Es posible detectarlo por Ambrosio Miralles

La Razón
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- ¿Cómo se detecta un ictus cerebral? ¿cuáles son sus síntomas?
–Son muy variables. Depende del área afectada: puede detectarse en la pérdida de equilibrio, el debilitamiento del brazo o de la pierna, problemas con el lenguaje y cefáleas, entre otros síntomas. Su inicio es agudo y muy brusco. Se da en pocos minutos.

- ¿Qué tipo de secuelas pueden permanecer después de sufrirlo?
- Las secuelas pueden generarse en cualquier momento. Para los ictus isquémicos (no llega sangre al cerebro y se muere el tejido), la ventana de tratamiento oscila entre tres y cuatro horas. Después hay otros tratamientos más locales como los cataterismos para disolver el posible trombo o extraerlo: son las llamadas técnicas endovasculares. Otras medidas de soporte para mejorar el tejido de penumbra (potencialmente viable de recuperarse) es controlar la tensión arterial, el azúcar y la fiebre. Hay que intentar que no se muera todo el tejido. Deja secuelas de por vida si surge en zonas más elocuentes. Existen zonas estratégicas del cerebro donde el daño es crucial ya que, incluso, pueden llevar a situaciones de demencia. Su recuperación es similar en hombres y mujeres.

- ¿Cuál es la mejor forma de evitarlo?
–Además de la prevención, la identificación primaria es primordial. Controlar los factores de riesgo como el tabaco, la hipertensión y la diabetes. También existen otros problemas de origen genético que se pueden controlar, como las arrítmias cardiacas. Evitar el consumo de tóxicos también es imprescindible.

- ¿Cómo es su recuperación?
–Depende de los síntomas que se den en cada paciente. Lo más importante es la recuperación propia gracias a la rehabilitación precoz. Es decir, fomentar la plasticidad neuronal. Cuanto más joven es el enfermo que lo padece, más fácil se recupera. Las personas mayores, sin embargo, pueden mejorar en algunas partes pero no siempre recuperan todas las funciones originales. Lo más importante es conseguir que no progrese. Dependiendo de la zona cerebral afectada, los pacientes acudirán a sesiones de fisioterapia, de foniatría, de equilibrio o, incluso, de terapia ocupacional.

Ambrosio Miralles
Jefe de Neurología del H. Un¡ver. Infanta Sofía