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El equipo de Mourinho

Mourinho mira a su equipo y le gusta lo que ve. El portugués ya es capaz de detectar en el Real Madrid muchas de las virtudes que considera imprescindibles para ser campeón. El grupo entrena, juega y vive como a él le gusta: unido en busca del mismo objetivo.

José Mourinho llama la atención de Ronaldinho en el momento en el que el brasileño se iba al vestuario. Le despidió con un largo abrazo
José Mourinho llama la atención de Ronaldinho en el momento en el que el brasileño se iba al vestuario. Le despidió con un largo abrazolarazon

«La respuesta física, táctica y mental de mis jugadores ha sido fantástica», analizaba el portugués, insistiendo una otra y vez en el mérito de sus «soldados». «Niños como Özil, Khedira o Di María han sabido imponerse a super hombres con muchos kilómetros en las piernas, como Pirlo, Seedorf o Gattuso».

Nunca desde que se sentó en el banquillo del Bernabéu, «Mou» había mostrado de una forma tan evidente lo satisfecho que está con sus chicos. «Cuando el equipo juega bien no hay mucho que hacer o transmitir desde el banquillo», reconoció para explicar lo tranquilo que había estado durante los noventa minutos.

La superioridad fue lo suficientemente clara como para que el resultado hubiese sido más sabroso, pero para Mourinho tiene más valor la inteligencia con la que los suyos administraron la ventaja en cada momento. «Estaría enfadado si hubiese sido un partido de eliminatoria, pero en la fase de grupos los goles no tienen tanta importancia». Lo que sí la tiene es la intensidad, el ritmo y la concentración que el Madrid exhibió ante el viejo Milan. Sólo en una fase del primer tiempo los italianos quitaron la pelota al rival y amenazaron con una falta directa de Pirlo y un remate claro de Seedorf. En la segunda parte, cuando necesitaba remontar, no fue capaz de escapar al dominio asfixiante de su enemigo, en el que no había espacio para el descanso.

Di María aparecía tan a menudo en el área contraria como en su propio campo para robar balones. Özil, a pesar de ser un peso pluma, nunca evitó el choque directo en los balones divididos y Cristiano Ronaldo daba ejemplo despejando de cabeza los córners de los que disfrutaban los «rossoneri». Con «Mou» el sueldo se gana con el balón y también sin él, algo que los futbolistas han entendido enseguida: «Disfruté cuando el público aplaudió una recuperación de Di María. Esto demuestra que al Bernabéu no sólo le gusta la magia, también el trabajo».

«The Special One» nota que su discurso ha llegado al vestuario, a los despachos y a la grada del Bernabéu. Que la empatía de la que habló en el Inter todavía no ha llegado al Madrid, pero sí un «feeling» positivo. «Todos estamos en el mismo rumbo», reconoció. Siente que a los madridistas les convence su proyecto, aunque avisa: «Somos primeros en la Liga y en la ‘‘Champions'', pero no hemos ganado nada».

«Mou» tuvo tiempo para despedir a Ronaldinho con un largo abrazo. «Lo hice porque es un jugador con el que he disfrutado mucho y porque es mi amigo».