Ley de transparencia
No es problema de nombres por Iñaki Zaragüeta
Los nombres no son el problema del TC. Es cómo se designan. De ahí que las palabras de ayer del secretario general del PSOE, Rubalcaba, no tienen por qué darnos tranquilidad. ¿Cómo interpretar su «satisfacción por cómo han concluido las negociaciones con los populares. Es un buen acuerdo»? ¿Señalaba que continuará controlándolo como el PSOE en los últimos tiempos? Si reflexiono sobre su afirmación, la invitación a la sospecha es irrechazable. Más que hablar de satisfacción por la «reconocida trayectoria profesional» de los elegidos, deberían haber garantizado su independencia. Mejor sería para España y su credibilidad en el exterior que Rajoy y Rubalcaba hubieran atacado uno de nuestros dramas institucionales, sin cuya solución ni obtendremos la confianza de los países desarrollados ni de los mercados. El modelo de TC sólo ha logrado desacreditarlo y desprestigiar a sus miembros.
Me satisfaría más ver al Gobierno y partidos firmar artículos como el del Tratado de creación del BCE, en el que instituciones, organismos y gobiernos de los estados se comprometen a no influir sobre los miembros de los órganos rectores en el ejercicio de sus funciones. Si nuestros políticos no actúan así, ahora que los recortes se imponen, muchos recomendamos la desaparición del TC y que su tarea la realice una Sala del Supremo. Dicho esto, deseo desde mi escepticismo que comience una nueva etapa, radicalmente diferente. Así es la vida.
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