Día de las Fuerzas Armadas
Ejemplares y abnegados por Alfonso Merlos
Va en el oficio y en el uniforme de quienes se siguen erigiendo hoy en un pilar central de nuestra carcomida democracia y precisamente por ello tienen el aprecio sostenido de los ciudadanos. En tiempos de profundo desasosiego, espantosa incertidumbre, extrema austeridad y máxima contención en los gestos y el gasto público, nuestros militares están probando, simplemente, por qué son dignos de ser tomados como modelo.
No está el espíritu levantisco ni díscolo inscrito en la esencia de quienes tienen como misión garantizar la soberanía y la independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional. Y eso es exactamente lo que prueba la valiosísima información que hoy revela LA RAZÓN y que retrata los sacrificios, el afán y el denuedo cotidiano de quienes, como tantos otros funcionarios con competencias diametralmente opuestas, están condenados transitoriamente a hacer más con menos.
A nuestros hombres de armas no les pilla con el paso cambiado el histórico ajuste presupuestario que Rajoy exige ahora a una nación que económicamente se tambalea y que en parámetros éticos deja mucho que desear. Llevan ya desde hace años la cuenta de cada una de las balas que disparan y de cada uno de los litros de combustible imprescindibles para sus menguadas maniobras. La han llevado de forma discreta, sin envanecerse por estar en una dinámica de responsabilidad que otros desconocían o rechazaban, pero sin instalarse en el reproche o el lamento o el pataleo. Nadie entendió de forma tan temprana ni preclara como el ateniense Tucídides que la fortaleza de los ejércitos estriba en la disciplina rigurosa y la obediencia inflexible a sus oficiales. Han pasado los siglos. Y las metódicas y formidables renuncias que en todos los campos están haciendo hoy nuestras Fuerzas Armadas sólo pueden entenderse desde la patriótica abnegación de quienes las conforman.
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