Castilla y León

El Diálogo Social cumple diez años en la Región con un objetivo: más empleo

Un oasis en mitad de desierto. Así surgía, hace diez años, el Diálogo Social en Castilla y León. Y es que la cooperación sin fisuras entre administración, patronal y sindicatos -lo que hace unas décadas se denominada corporativismo, palabra a la que se agregó posteriormente el sufijo «neo»- no era común en España

El presidente de la Junta, Juan Vicente Herrera, reunió a empresarios y sindicatos apenas ganó las elecciones del 22-M. En la fotografía, junto a Ángel Hernández (CC OO), Jesús Terciado (Cecale) y Agustín Prieto (UGT)
El presidente de la Junta, Juan Vicente Herrera, reunió a empresarios y sindicatos apenas ganó las elecciones del 22-M. En la fotografía, junto a Ángel Hernández (CC OO), Jesús Terciado (Cecale) y Agustín Prieto (UGT)larazon

Valladolid- Pero las circunstancias se aliaron para que un 9 de noviembre de 2001 echase a andar una fórmula de actuar que daría muchos frutos: medio centenar de acuerdos a estas alturas, y en cartera otras estrategias en ciernes, con el empleo como principal caballo de batalla, en una región en la que se han duplicado las cifras de paro, hasta rozar los 200.000 desempleados, en apenas cuatro años. 2001 era el año en que Juan Vicente Herrera acababa de relevar en la presidencia de la Junta a Juan José Lucas (asumió el cargo el 19 de marzo). En plena ebullición de las negociaciones para traspasar más competencias y fondos estatales a las autonomías, el Gobierno de Aznar dió luz verde, el 2 de noviembre, a un Real Decreto, según el cual las políticas activas de empleo pasaban a formar parte de los gobiernos autónomos. De este modo, una semana antes de que naciese el Diálogo Social, Castilla y León iniciaba la configuración de lo que después sería el Servicio Público de Empleo de Castilla y León, lo que hoy se conoce como Ecyl.

Los actores que iniciaban ese marco negociador del Diálogo Social, Juan Vicente Herrera (Junta), José Elías Fernández Lobato (Cecale), Jesús Pereda (CC OO) y Fermín Carnero (UGT) personalizaban un éxito que, en la década posterior, ha servido para fijar estabilidad social y para hacer de Castilla y León un referente de una fórmula aún por explotar. Así lo aseguraba el consejero de Economía y Empleo de la Junta, Tomás Villanueva, la pasada semana, al asegurar que el proceso ha permitido establecer un «marco de estabilidad social y política caracterizado por el entendimiento, la seriedad y la lealtad».

En este contexto, argumentó que el trabajo desarrollado en los últimos diez años ha sido clave para ganar el futuro, pero sobre todo para establecer acuerdos con resultados por el bien del interés común de los ciudadanos castellanos y leoneses.

Desde CCOO, Ángel Hernández, manifestaba a Ical que crear el Diálogo Social supuso «un marco estable de concertación», ya que hasta entonces se habían acercado «a salto de mata» y sin acuerdos palpables. «Supuso una nueva forma de relacionarnos». Por su parte, Agustín Prieto considera que «el Diálogo Social es una seña de identidad de Castilla y León, a la vanguardia de Europa en la cultura de la concertación». Algo que reconoce el Estatuto de Autonomía y la Ley por la que se crea el Consejo del Diálogo Social. Pero, va más allá el responsable castellano y leonés de la UGT, al apostar por «seguir siendo el ejemplo a seguir en la cultura del pacto», del que fructifiquen medidas y presupuesto que deriven en resultados.

Esfuerzo permanente
Desde la Confederación de Organizaciones Empresariales de Castilla y León, su actual presidente, Jesús Terciado, considera estos diez años como la década del «esfuerzo de diálogo permanente». Del mismo modo, argumenta que Castilla y León está «creando escuela para arbitrar salidas de cara al futuro».

El recorrido del Diálogo Social en Castilla y León -fórmula que, como vimos hace no muchos meses en el ámbito estatal no siempre funciona- es extenso. De aquellas primeras mesas constituidas en 2002 garantizar la calidad asistencial sanitaria o abordar la prevención de riesgos laborales se ha llegado al momento actual, en el que el impulso a un plan integral de empleo -con diversas ramificaciones- es clave. Pero, hasta llegar hasta este momento, se ha negociado y se han sellado planes laborales, se ha profundizado en la competitividad de las empresas en las garantías sociales como el Ingreso Mínimo de Inserción o la Renta Garantizada de Ciudadanía, en la que nuevamente Castilla y León tomaba la delantera.