Medidas económicas

Los eurobonos ganan atractivo

Europa siempre se caracteriza por tomar todos los caminos equivocados, antes de acertar a coger el bueno. Y algo parecido está sucediendo con los eurobonos. La solución que para expertos o formaciones europeas como los liberales o los socialistas es, desde hace más de un año, la cura a la crisis de desconfianza que atenaza la deuda soberana europea, poco a poco empieza también a ganar metros en territorio comanche hasta convertirse en la opción favorita por el Parlameno Europeo para salir de la cuerda floja de la que pende la eurozona, y forzar a la Comisión Europea (CE) a presentar este otoño un informe sobre su viabilidad y diferentes alternativas.

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El debate sobre los eurobonos, que supondría la creación de un Tesoro europeo que emitiera deuda respaldada por el conjunto de países de la eurozona, también gana conversos para sus filas en nuestro país. Si la vicepresidenta segunda y ministra de Economía, Elena Salgado, siempre se ha referido a ellos como una buena idea pero no para el corto plazo, el candidato del PSOE a las elecciones generales del próximo 20 de noviembre, Alfredo Perez Rubal-caba, ha apostado por ellos como solución para el problema de los mercados financieros desde su discurso de investidura.

En las filas del PP parten desde una posición de recelo mayor. Como reconoce el eurodiputado José Manuel García Margallo, vicepresidente de la Comisión de Asuntos Económicos del Parlamento Europeo, «en el partido hay escuelas de pensamiento». Él, junto con otros miembros populares de la Eurocámara, como Íñigo Méndez de Vigo, se encuentran entre los más entusiastas con la deuda europea. De hecho, presentaron una enmienda al informe del Parlamento sobre gobernanza económica con la fórmula para concretar estos eurobonos.

Los banqueros más próximos al Partido Popular, como Rodrigo Rato, presidente de Bankia, y el máximo responsable de BBVA, Francisco González, también apoyan la creación de un Tesoro europeo. De hecho, BBVA entregó a la delegación parlamentaria que visitó nuestro país en febrero un estudio en el que defendía los eurobonos como mecanismos de prevención para evitar nuevas crisis, así como «la introducción en cierta medida de transferencias fiscales entre países».

No obstante, esta transferencia entre los estados cumplidores, y los «derrochadores del sur», como los llamó una vez la canciller Angela Merkel, es a la que se opone Alemania, que hasta ahora ha logrado mantener los eurobonos en el trastero. En el PP mantienen su oposición a la medida los principales responsables del área económica, Cristóbal Montoso y Álvaro Nadal, lo que da pistas sobre la postura mayoritaria dominante entre los populares.

Sin embargo, para García Margallo «la cosa puede estar cambiando, porque con un escenario similar al que tuvimos en 1996, los eurobonos pueden ser lo que entonces fueron unos tipos de interés bajos». Con la victoria dada casi por descontada desde el PP, la mirada empieza a posarse en los ajustes económicos para relanzar en la economía.

Por eso, algunos como el eurodiputado echan la mirada atrás a 1996, cuando José María Aznar tuvo que dedicar su primera victoria electoral a la aplicación de un duro plan de ajuste para poder cumplir con los compromisos para llegar a la moneda única, tras la crisis económica del año 1993.

El «milagro» de la era Aznar
Los bajos tipos que impulsaron el milagro económico español, aupado además por los fondos europeos hacia nuestro país (50.000 millones durante los ocho años de gobierno popular) y los ingresos provenientes de las privatizaciones fueron los estímulos para una economía a la que el primer gobierno de Aznar tuvo que meter en cintura, sin los cuales no se hubiera producido el «milagro español».

Pero España pasará a ser seguramente contribuyente neto a las arcas comunitarias a partir de 2013. Y con unos tipos de interés ahora en manos del BCE, para Margallo, los eurobonos pueden ser el estímulo que, tras el 20-N, puedan ayudar a nuestra economía a traer la liquidez a un sistema por el que el dinero no circula. Y sin dinero no hay crecimiento, y mucho menos milagros.


Italia cree que no hay otra alternativa
El ministro de Economía italiano, Giulio Tremonti (en la imagen), opinó ayer que no existen alternativas a los eurobonos, ya que sin ellos habrá grandes dificultades para la zona euro. Tremonti se mostró convencido de que al final la creación de los eurobonos será una realidad. El ministro afirmó que «falta un motor para el desarrollo» y apostó por «un modelo basado en el motor de las grandes inversiones públicas».