Investigación científica

«Varios fármacos frenarán las metástasis»

Nuestro investigador más internacional busca en su laboratorio de EE UU cómo evitar la migración del cáncer a otros órganos. Teme que la crisis acabe con el potencial investigador de España 

«Varios fármacos frenarán las metástasis»
«Varios fármacos frenarán las metástasis»larazon

PERFIL

l NACE EN BARCELONA en 1953
l SERENO, REFLEXIVO explica su lucha contra las metástasis desde el laboratorio admitiendo las dificultades, con optimismo y realismo
l Dirige el programa de Biología y Genética del cáncer del Memorial Sloan-Kettering Cancer Center de Nueva York
l Miembro de la Academia de las Ciencias de EE UU y premio Príncipe de Asturias de Investigación
 

Ha hecho bandera de la guerra contra las metástasis del cáncer, ¿en qué punto se hallan nuestros conocimientos sobre por qué el tumor puede extenderse a otros órganos?
- Conforme avanzas, te das cuenta de que se rige por unas normas y unas características que tienen mucho sentido y eso me da cierto optimismo sobre la capacidad colectiva de poner la metástasis sobre la mesa y poderla abordar mejor que como lo hacemos hoy.
-¿Hay algún gen único que sea el responsable de que una célula tumoral migre a otra zona y, si no está activo, la célula no tenga ese afán «viajero»? Así lo apuntaban investigaciones recientes.
-Se podría decir que era la idea que esperábamos, pero luego se ha visto que la realidad no es así: no hay una única mutación que le da la capacidad para irse de paseo e instalarse en otro sitio. Pero el proceso es mucho más complejo. A la célula tumoral se ve que le gusta expandirse, por eso se forma el tumor y de éste se escapan muchísimas células antes de que el cáncer sea diagnosticado, pero se mueren la mayoría, se meten en la sangre, en el hígado y en otros lugares donde no están acostumbradas a vivir. La metástasis es consecuencia de las poquitas que llegaron a adaptarse.
-¿Resulta frustrante que no haya una única respuesta?
-Por alguna razón, la metástasis –dentro de la investigación del cáncer– es lo que más se ha resistido a ser estudiado, a ceder sus secretos. Pero es que es muy compleja. Es como comparar a un delincuente común que atraca el banco del barrio con Al Qaeda. La raíz de Al Qaeda se explica en lo que ha sucedido durante décadas y para combartirlo no basta una simple redada. Con la metástasis ocurre algo parecido, pero no es para ser pesimistas, sino realistas.
-¿Algunos de los nuevos fármacos para tratar el cáncer podrían combatir también su expansión?
-Absolutamente. Varios descubrimientos realizados en mi laboratorio apuntan a esa posibilidad de que un medicamento ya disponible podría ser útil, al menos en el ratón. Aunque siempre hay un salto importante para que se pueda decir lo mismo en el humano. Al ritmo que están surgiendo estos conocimientos no creo que vaya a fallar.
-¿Cuál es el paso en el que podremos actuar para detener la expansión a otros órganos?
-La oportunidad para frenar las metástasis pasa por mejorar la fase en la que se da ahora quimioterapia al paciente tras la cirugía. Aunque no sea muy específica y se dé un poco a ciegas, sabemos que así eliminamos células que podrían dar lugar a un tumor en otro órgano. El caso es que es en ese momento cuando debemos atacar, cuando está sembrando esas células que intentan sobrevivir en zona extraña, pero no ha germinado. Son más débiles.
-¿Le preocupa que la crisis «mate» la investigación en España?
-En la última década el país ha hecho una inversión extraordinaria en ciencia e innovación y el resultado ha sido espectacular. Gracias a esta inversión de recursos y a una buena gestión, España no solamante ha recuperado muchos de sus mejores cerebros fugados, sino que además ha atraído a cerebros extranjeros. Este éxito no tiene precedente histórico en nuestro país. Sin embargo, este esfuerzo todavía es adolescente, no tiene décadas de tradición y, por tanto, resulta altamente frágil y vulnerable. Bastaría con un momento de mala gestión, una temporada de descuido administrativo o unos recortes mal aplicados para dar al traste con la excelencia y el potencial acumulados. Si tiene que haber recortes, habrá que saber podar las ramas que tienen menos empuje para preservar las que puedan dar más fruto. Si no, se segará de cuajo lo mejor que se ha conseguido y nos condenaría irrevocablemente a la mediocridad científica de nuevo.