Barcelona
Rajoy ofrece apoyo al empresariado catalán para salir de la crisis
El candidato del PP prevé suprimir el impuesto de patrimonio en 2012. Aparca el debate del pacto fiscal
BARCELONA- El día después de que ETA anunciara el abandono la actividad armada, justo un mes antes del 20-N, se escuchó la misma pregunta en todas las tertulias políticas: ¿Sacará réditos electorales de la noticia el equipo de José Luis Rodríguez Zapatero? La respuesta más repetida fue que si bien puede beneficiar al PSOE en términos de imagen, no tiene porque traducirse en votos. Sin ir más lejos, Tony Blair dimitió dos años después de que el IRA cesara la lucha armada. Además, la economía aún es la principal preocupación de los españoles, tal y como se apreció durante un almuerzo-coloquio de Mariano Rajoy con empresarios en el marco de la X Jornada Gresol.
Es la economía
El candidato del PP a la Presidencia del Gobierno, consciente de que no le interesa desviar la atención de la economía, eludió hablar del cese de la violencia por parte de ETA. Pero es que los invitados tampoco hicieron referencia alguna en el turno de preguntas. En el coloquio casi sólo se habló de economía. Solamente hubo una excepción, cuando Antoni Pont, presidente de la fundación organizadora, desveló la fórmula de Rajoy para mantenerse en forma, «hacer dieta y dedicar 40 minutos a andar rápido y al control mental».
Para meterse en el bolsillo al empresariado catalán, Rajoy reiteró que su objetivo primordial es crear empleo. Como novedad, trascenció que pretende suprimir el impuesto de patrimonio en 2012 si consigue formar gobierno tras las elecciones del 20-N. Fuente del PP confirmaron que no esperará al plazo de dos años de vida que el Gobierno del PSOE dio a este impuesto para no reimplantarlo porque Rajoy lo considera «inútil, injusto y absurdo», porque «va contra el ahorro».
Más cauto se mostró a la hora de ceder a negociar un pacto fiscal para Cataluña. Como ya ha avisado el candidato del PP por Barcelona, Jorge Fernández, antes de debatir sobre el concierto económico catalán, hay que dejar atrás la crisis económica. «En la vida es importante fijar prioridades y tempos (...) ahora la prioridad es crear empleo», explicó. Y añadió que aunque en España se ha modificado varias veces el modelo de financiación autonómica, para decir cómo se reparten los recursos, «hay que tener recursos». No dijo nada más. Un día antes, Fernández ya explicó en una conferencia en el Círculo Ecuestre que el PP tiene voluntad de llegar a un acuerdo para que Cataluña logre una nueva financiación que le permita ser el motor económico de España.
Rajoy también fue prudente a la hora de responder sobre el grado de prioridad que dará al corredor mediterránero. Aunque admitió que «es un corredor de mercancías capital», fiel a su opinión de que un político ha de ser «realista», «responsable», «valiente» y «dialogante», advirtió que «en el futuro tendremos que ser muy cuidadosos a la hora de elegir las grandes infraestructuras». Reconoció que «hemos hecho muchas infraestructuras de utilidad y rentabilidad discutible, como aeropuertos, palacios de congreso o pabellones». Como ejemplo, explicó que hace poco aterrizó en un aeropuerto por temas de trabajo y el director, que fue a recibirle, le reveló que era el primer pasajero que tenían en lo que va de año.
Sí podemos
Pese a reconocer que «las cosas no están bien» y que el próximo Gobierno no lo va a tener fácil para dejar atrás al crisis económicas, Rajoy entonó el «yes, we can» que aupó a Barack Obama a la Casa Blanca para trasladar confianza a los empresarios catalanes de que sí se puede –crear empleo y crecer económicamente–. Su fórmula parte de la presentación de un plan global los primeros cien días de gobierno que gira en torno a tres principios: contener el déficit público, sanear el sistema financiero para que vuelva a dar crédito y tirar adelante una serie de reformas estructurales, como adelgazar la administración o aprobar una reforma
laboral.
Rajoy alertó que para crear empleo se necesita inversión y para que haya inversión se necesita confianza y para ello no ayudan las agencias de medición de riesgo como Moody's, que esta semana ha rebajado la calificación de la deuda soberana de España de Aa2 a A1. Denunció que «es inaceptable que se ponga en tela de juicio que el tesoro español no pueda pagar su deuda» y llamó a Europa a defender su valía.
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