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El premio más deseado
A juzgar por su refinada elegancia, y teniendo en cuenta que Karl Lagerfeld andaba por el escenario, la entrega del galardón podría haberse confundido con un desfile de la más exquisita «haute couture». No en vano, la protagonista de esta historia lucía un sobrio traje negro de Chanel con el que volvió a demostrar por qué su nombre es de obligada mención cuando se habla de saber vestir. Sin embargo, aunque su sofisticación nunca pase inadvertida, el encuentro que se celebró el lunes en Passau, Alemania, tenía como objetivo reconocer con el galardón Menschen in Europe la labor humanitaria de la princesa Carolina de Mónaco a través de la fundación Amade, creada hace más de 50 años por Grace Kelly.
Compromiso con la infancia
Para entregar este premio, su amigo, el diseñador Karl Lagerfeld, quiso estar presente en tierras alemanas y ser el encargado de otorgar a Carolina este galardón, sin duda uno de los más especiales y apreciados para ella, porque también se trata de un reconocimiento al legado de su madre. En su discurso, la mayor de los Grimaldi comentó que «los desafíos a los que se enfrenta la infancia han evolucionado»; sin embargo, explicó que «el mensaje fundamental de Amade sigue siendo el mismo que proclamó mi madre, su fundadora: los niños deben ser el centro de todos nuestros pensamientos e intereses».
Visiblemente emocionada, Carolina lanzó un mensaje optimista, pero también comprometido con los más débiles: «Es nuestra responsabilidad tratar de mejorar el mundo que heredarán nuestros hijos», comentó. Mientras, el suyo, Andrea Casiraghi, también recibía una curiosa mención: la de Caballero de la Cerveza, que otorga la orden Chope d'Or. Andrea no dudó en demostrar sus facultades como amante de la cebada y bebió, a modo de bautizo en la orden, una jarra de cerveza.
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