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La vida nueva de los cuentos artúricos
BARCELONA- Los cuentos artúricos y sus caballeros han visto cómo sus hazañas han conseguido vencer al tiempo y adaptarse a las diferentes épocas bajo la clave del honor de armas, la búsqueda de aventuras y el amor cortés. De los primeros trobadores bretones a las grandes superproducciones hollywoodienses, cada generación ha tenido su propia visión del Rey Arturo y sus Caballeros de la Mesa Redonda. La última en acercarnos estos relatos para el público de hoy día es la medievalista Victoria Cirlot, que en «Historia del Caballero Cobarde y otros relatos artúricos», nos sumerge en lo más granado de esta cosmogonía prácticamente infinita, en la que destacan nombres como los de Perceval, el Caballero Pobre, Lancelot, Tristan o Erec.
Apto para niños y mayores
El libro se inicia con el encuentro de Gauvain, sobrino de Arturo, con un extraño caballero que lleva la armadura del revés, coge la lanza del revés y su espada también cuelga invertida. Es el Caballero Cobarde, que siempre se ha negado a entrar en combate y huye de dos caballeros. A partir de aquí, estas insólitas y apasionantes historias hablarán de mitos como Merlín, la Dama de la Fuente o la Doncella de la Tumba. «No es fácil leer este tipo de literatura desde la óptica actual. Mi intención es aproximar lo profano al público de hoy», señala Cirlot.
Las leyendas artúricas han saltado de época en época con mil y una caras. En el siglo XIII, el francés Chrétien de Troyes popularizó los textos en toda Europa, con excepcionales libros como «Erec y Enide» (Alianza). En el siglo XV fue Thomas Malory quien puso las bases definitvas del género con «La muerte de Arturo» (Siruela). En el siglo XIX, en plena eclosión romántica, estas narraciones volvieron a coger vuelo de la mano de los prerafaelitas y de poetas como Lord Tennyson, cuya «Dama de Shalot» es una obra magna. En Estados Unidos empezaron a darle la vuelta a estas historias con Mark Twain y su «Un yanki en la corte del rey Arturo» (Alianza).
El siglo XX vio la explosión definitiva del mito. James Joyce, en su «Ulises» (Cátedra) tiene páginas enteras narradas con sorna al estilo de Thomas Malory . El inglés T.H. White, en plena Segunda Guerra Mundial, denunció la deshumanización del hombre y su perfidia contra los animales en una serie que acabó con «El libro de Merlín», que denunciaba todos los sistemas políticos, haciendo a Arturo filosofar con las bestias. Quien fue más lejos fue Donald Barthelme, que en «El rey», una hilarante farsa, pone a Arturo y sus caballeros en medio de la guerra contra los nazis.
Un vida dedicada a la Edad Media
Victoria Cirlot ha dedicado su vida al estudio y divulgación de las leyendas artúricas. Desde pequeña se sintió atraída por estas historias y ha hecho suya esta literatura desde el ensayo, la traducción y ahora la reelaboración de sus historias. Entre su obra destacan estudios como «Figuras del destino. Mitos y símbolos de la Europa Medieval» (Siruela). Es profesora de Literatura Medieval y Comparada de la Universidad Pompeu Fabra, Muchos de sus alumnos han acabado hechizados por estas historias, que en una primera lectura podrían parecer muy lejanas a la realidad de hoy día, pero que una vez desentrañado sus secretos, hablan al lector de hoy como un sabio visionario.
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