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La otra vida de Houellebecq

El «enfant terrible» de la literatura francesa presenta «Poesía», colección de toda su obra en verso

Michel Houellebecq, durante una visita a Barcelona en 2019
Michel Houellebecq, durante una visita a Barcelona en 2019larazon

BARCELONA- Antes de que nadie lo intente, la música no amansa a las fieras. No importa las veces que se repita, no es verdad. Por mucho Chopin que le pongas a un tigre hambriento, no se acurrucará a tus pies y te pedirá una galleta. Ahora bien, la edad sí lo hace, y no sólo las amansa, es capaz de anularlas por completo. Al menos eso reconoce el «enfant terrible» de la literatura francesa y auténtica «fiera» intelectual, Michel Houllebecq, que a sus 54 años parece haber aparcado su odio a la humanidad y haberlo sustituido por simple desprecio.

El escritor presentó ayer en Barcelona «Poesía» (Anagrama), primera traducción al español de sus poemas. El autor de «Plataforma» lo tiene claro, ya no siente esa ansia destructiva en su interior. «Es cierto, en "Ampliación del campo de Batalla"mi objetivo era agredir al lector, sacudirlo. Esto ha cambiado. Ahora lo que quiero es subyugarlo, adormecerlo, y que así no se dé cuenta de hacia donde le llevo», reconoció. Incluso lo ilustra con una metáfora, «antes era punk». Ahora es más psicodélico.

A pesar de ello, su actitud desafiante, su lucidez intelectual y su libérrima inspiración no han cambiado. Ni siquiera se arrepiente de nada, como sus ataques al mundo árabe, que le granjearon críticas de islamofobia y odio racial. «Nada ha cambiado en el islam así que sigo pensando lo mismo. Lo que no voy a hacer es repetirme 107 veces. Lo que tenía que decir, ya lo dije», aseguró Houellebecq.

Sin poetas en el siglo XX
La poesía del autor de «Las partículas elementales» es radicalmente libre, contemporánea, llena de repeticiones y observaciones sangrantes del mundo que le ha tocado vivir. Íntimo en algunas ocasiones, pero sin dejar que le dominen sus propias debilidades, es como un grito de auxilio y advertencia totalmente desapasionado. «Escribir poemas es fácil o es imposible. Tienen que salir de repente o no salen nunca. En la novela hay una parte de disciplina y trabajo. La poesía es más fruto de la inspiración», señaló Houellebecq.

En «Poesía» se reúnen sus cuatro libros líricos, en versión bilingüe, lo que dibuja un mapa certero de su universo. Aún así, reniega absolutamente del carácter autobiográfico de cualquiera de sus textos. «Mi memoria tiene demasiadas lagunas como para que pueda ser autobiográfico. A mí me gusta más mentir, cambiar las cosas. Cuando era joven, iba al psiquiatra a pedir la baja laboral y me gustaba inventar florituras para darle un toque más desesperado. Escribir es lo mismo», sentenció Houellebecq.

La atracción del escritor francés por la poesía nace pareja con su amor a la escritura, y a veces hasta prefiere el verso a la prosa. «Sientes más inclinación hacia la poesía porque suele costar más que se edite. Es como la diferencia entre un niño enfermo o un niño sano, no puedes evitar enternecerte más con el primero», señaló. Para el autor, poesía y narrativa sí tienen un impulso común. «Lo hago por vanidad, me gustan los aplausos. Todo lo demás viene después. No sé si escribiría ni una línea si no tuviese la posibilidad de ser publicado», aseguró.

Admirador de la poesía francesa del XIX, con Baudelaire y Mallarmé a la cabeza, asegura que en el siglo XX no ha habido poetas interesantes. «La canción ha atraído a todo el talento lírico y la poesía se ha empobrecido». Incluso tilda los 60, 70 y 80 como décadas perdidas, tanto en poesía como en narratica. «La novela es ahora mucho mejor que cuando yo era joven», dijo el escritor.

A la hora de narrar, afirma que le encanta matar a sus personajes, no por la escena de la muerte, sino por el entierro. «Me encanta eso de la tierra, la idea de sepultar el cuerpo en un ritual frío y riguroso», afirmó. Aún así, niega que la muerte sea una de sus obsesiones. «Me obsesionan más los dientes o la piel. La idea de suicidio me parece totalmente inútil, sólo tienes que esperar un poco y la muerte llegará sola», sentenció.