Conflictos laborales
Motines y sabotajes en el metro
Decenas de viajeros se negaron a desalojar un convoy averiado / Seis trenes del suburbano fueron manipulados en la cuarta jornada de paros
Querían «reventar Madrid» y, si no lo consiguieron, lo que sí han logrado es enfurecer a los más de dos millones de viajeros que cada día cogen el metro madrileño. La prueba es el motín que decenas de madrileños protagonizaron ayer, cuarta jornada de huelga en uno de los trenes de la línea circular. El metropolitano abría ayer, sólo al 50 por ciento, después de dos días de paro total. El ambiente estaba caldeado y estalló cuando un tren se paró en la estación de Argüelles. Un fallo en el mecanismo que abre y cierra las puertas le impedía seguir su ruta, con lo que el conductor pidió a los viajeros por megafonía que desalojaran el convoy, pero ellos se negaron. El Sindicato de Conductores ha sido el más beligerante, por lo que los viajeros creyeron que se negaba a trabajar en solidaridad con la huelga.
Se dio el aviso por la megafonía general de Metro y el personal de estación acudió al andén a explicar la situación a los usuarios, pero en su cabeza aún estaban presentes el caos generado días atrás por la huelga «salvaje».
Metro tuvo que llamar a la Policía que, no obstante, cuando llegó a Argüelles la situación se había normalizado y los ciudadanos ya salían del tren. Pero ahí no se acabó su odisea, hasta 20 minutos después del desalojo no volvió a pasar otro metro.
En el resto de la red, la situación no mejoró. Hubo golpes en las ventanillas de los conductores, insultos a su paso y muchas quejas más altas de tono de lo normal. Sólo trabajaron la mitad de los empleados y aunque se cumplieron los servicios mínimos decretados para la huelga (y avalados por el TSJM) hubo retrasos en todas las líneas. Parte de las esperas de los viajeros se debió a otro de los incidentes del día. Éste ocurrió de madrugada, aunque no fue descubierto hasta las seis de mañana, minutos antes de que el metro se pusiera en marcha, después de dos días parados.
Cuando los empleados acudieron a sus puestos (en las cocheras de Plaza de Castilla, donde se celebró la última asamblea sindical) alertaron de que seis de los trenes habían sido manipulados. La cerradura del «selector de vías» de todos ellos había sido taponada con plásticos y palillos. El selector de vías permite a los conductores abrir y cerrar las puertas (de la izquierda o de la derecha) de los trenes. Los seis convoyes tuvieron que ser retirados, con lo que retrasó la frecuencia de los primeros metros de la línea 1, que vertebra la red del metropolitano de norte a sur. Tras denunciar estos hechos en los juzgados, Metro retomó ayer, sin éxito, las negociaciones con los sindicatos, que protestan por la aplicación de la rebaja del 5 por ciento a sus salarios, dentro del plan regional para reducir el déficit público.
✕
Accede a tu cuenta para comentar