España
Vendiendo seriedad
Tiene Cospedal en los mítines un estilo nada establecido, reposado y sereno, poco bullanguero pero cercano, manejando bien los tiempos y las pausas, dejando incluso intervenir al publico al preguntarle cosas puntuales y asumiendo en directo parte de sus propuestas.
Con un punto de emotividad que hace que las señoras lloriqueen a veces y que los numerosos chavales se agiten en conatos de euforia.
Estuvo bien ayer la secretaria general en su estreno como candidata. Mariano Rajoy le cedió el protagonismo en un gesto grande que le honra.
Y despuntó acudiendo a mensajes sencillos en los que aseguró que ella no va a recortar derechos sociales como otros, aunque sí se compromete a bajar los impuestos para impulsar la inversión y generar confianza. Tal es su principal reto en este preciso instante.
Se propone terminar con el «despilfarro faraónico de la Junta de Barreda» y promete un cambio basado en la austeridad y el esfuerzo para salir fortalecidos de la crisis, con el único objetivo de recuperar «el lugar que nos corresponde».
Cospedal habló mucho del orgullo de ser castellano-manchego, pero en realidad se refería todo el rato a España. Se extendió sobre la necesidad de hacer realidad los sueños y mucha gente se emocionó con este discurso suyo tan tranquilo y sopesado, poco mitinero pero penetrante. Sobre todo serio.
Daba la sensación de que va a ser, en efecto, la próxima presidenta de Castilla La Mancha.
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