ANÁLISIS: Camino del deshielo por Alfonso Merlos

- ¿Hasta qué punto era previsible la liberación de un componente del Grupo de los Cinco?
- Lo era y mucho. En el fondo de uno de los más escandalosos casos de espionaje de los últimos años hay cuatro cadenas perpetuas y casi ochenta años de cárcel. Los implicados en esta oscura trama lo estaban por conspirar para cometer delitos contra Estados Unidos, delitos de espionaje, asesinatos en primer grado, por falsedad documental o erigirse en agentes extranjeros sin previa declaración fiscal de Washington. Sin embargo, la pena menor y su cercanía al cumplimiento impuestas a González invitaban a un gesto de naturaleza tanto judicial como política, susceptible de transformarse en una señal diplomática.

- ¿Se trata de una decisión que obstruirá o engrasará las relaciones entre EE UU y Cuba?
- A corto plazo contribuirá a generar irritación en ambos actores, algo que ya se está visualizando fuertemente. A medio plazo ayudará a superar una dinámica de conflicto y choque abriendo la vía a futuras medidas de cooperación. Encaja en el guión de filias y fobias, el hecho de que desde sectores políticos y sociales conservadores se haya arremetido contra una intolerable cesión que sólo contribuirá al apaciguamiento de la dictadura comunista; y de la misma manera, que quienes sólo entienden la propaganda y el lenguaje del totalitarismo subrayen que los Cinco cumplían la noble tarea de evitar acciones terroristas contra La Habana.

- ¿Hay una apuesta estratégica de Obama por el inmovilismo o por el deshielo?
- La Administración demócrata entiende que, en los últimos estertores de la tiranía castrista, las demostraciones de músculo prematuras pueden dificultar una rápida transición y un recorrido limpio e incruento hacia la democracia. Las decisiones, tanto en el plano político como en el diplomático o el judicial, tienen como uno de sus objetivos no espantar a quienes deberán hacer una apuesta en Cuba por el continuismo o la ruptura, por el yugo o la liberación.