Crítica de cine
Cuento para adultos en el Liceo
«Ariane et Barbe-Bleue» de P. Dukas. José van Dam, Jeanne-Michèle Charbonnet, Jane Dutton, Gemma Coma-Alabert, Beatriz Jiménez, Elena Copons, Salomé Haller. Director musical: Stéphane Denève. Director de escena: Claus Guth. Gran Teatro del Liceo, 21-VI-2011.
La presentación de este título en el Gran Teatro del Liceo supone el estreno en España de la única ópera de Paul Dukas. El compositor francés utilizó como libreto el poema de Maurice Maeterlinck, que se basaba en el cuento de Perrault. Dukas dejó el protagonismo a Ariane, la última de las mujeres de Barbe-Bleue, que gracias a su tenacidad descubrirá a las cautivas y les facilitará una huida que ellas finalmente no se atreverán a escoger. La magnífica producción de Claus Guth propone un inteligente cambio de época, ofreciendo la obra en una casa apartada que esconde el horror de la explotación humana en un ambiente cotidiano.
El peso de este drama femenino está volcado en la protagonista, que debe enfrentarse a una compleja interpretación psicológica del personaje. Jeanne-Michèle Charbonnet ofrece una lectura apasionada y vital de la parte de Ariane, con una voz importante y de calidad que sufrió demasiado en el registro agudo ante las exigencias del papel, aun así fue reconocida con una enorme ovación. José Van Dam, como Barbe-Bleue, es un lujo por la brevedad de su parte, pero sorprende su elección en este espectáculo, ya que su edad no encaja con el malvado carácter del marido. Lo mismo ocurre, pero al contrario, con la Dida de Jane Dutton, cuidada desde el punto de vista vocal y actoral pero demasiado joven para este trabajo.
Merece la pena destacar la labor de Gemma Coma-Alabert como Sélysette y el personaje del viejo campesino a cargo de Pierpaollo Palloni. Muy interesante el debut en el foso de Stéphane Denève, quien llevó a la Sinfónica del Liceo a una destacada intervención de conjunto, solvente, conjuntada y de gran refinamiento en los matices pero sin descuidar el punto dramático de la partitura. Correcto el coro, que quizás estuvo demasiado en segundo plano en una apuesta para sibaritas que fue recibida con notable éxito por el público.
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