Cataluña
Estampas mercedarias por Eduard Escartín
La celebración del tradicional Oficio de la festividad de la Virgen de la Merced en la basílica del mismo nombre el pasado lunes ha dado lugar a una serie de escenas, a cual más chocante en esta Cataluña convulsa.
Lo primero que llama la atención es que Mas, que pretende «liberar al país», sea objeto de una descomunal pitada, junto con el alcalde Trias y su Consistorio. El griterío fue tal que obstaculizaba la audición dentro del templo. Al acabar la ceremonia se repitió el escándalo y el president tuvo que responder a la complaciente TV3 en la calle Ample, pues en la plaza de la Merced lo freían a huevazos, a pesar de la Guardia Urbana y las vallas protectoras.
Otro detalle aireado por «La Vanguardia» es la ubicación de Mas, rodeado de los mandos militares en la basílica, inventándose no sé qué tirantez. Desde luego, la culpa de estos problemas de protocolo la tiene el inefable Trias por su afán de tocar lo que funciona bien y no resolver lo que va mal.
En septiembre del pasado año, en idéntica ceremonia, se decidió bajar a la corporación municipal del presbiterio y colocarla en los bancos de los fieles. Este cambio obligó a la otra presidencia, constituida por el presidente de la Generalidad, y, un poco más retraído, a la primera autoridad militar, a situarse en línea en los primeros bancos, junto al resto de las autoridades, perdiendo los cómodos sitiales de años anteriores. La súbita humildad del alcalde Trias es la que ha producido la simbólica foto de Mas rodeado de militares, no otra cosa.
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