Cataluña
«Los "quinquis"lograron capturar la imaginación de todo el país»
BARCELONA- Hoy sale a la calle «Las leyes de la frontera» (Mondadori), su nueva novela, un retrato de la delincuencia juvenil en el subsuelo de la Girona de los años de la Transición, época que aparecía en su anterior obra, «Anatomía de un instante». ¿Por qué retoma este periodo?
– No me planteé esta época sino que se me echó encima. El origen remoto del libro es la imagen. Soy hijo de extremeños que vinieron a Girona hace muchos años. Soy charnego. Vivía en un barrio del extrarradio –justo en la frontera de la ciudad que la marca el río Ter–, formado por inmigrantes de clase media, como en el que vive Cañas, uno de los protagonistas de la novela. Un día el utillero del equipo de balonmano nos llevó al otro lado del río y lo que vi allí fue literalmente otro mundo. Se afinaban en medio de una miseria indescriptible miles de personas. Esa imagen me impresionó mucho. También, mientras escribía «Anatomía de un instante» me interesaba la parte noble de la época, la política, pero en las páginas de sociedad de la Prensa estaban los quinquis. Esa gente capturó al país y el símbolo fue «El Vaquilla».
– ¿Qué fuentes buscó como documentación?
– La espoleta fue la lectura del libro de Carles Monguilod, un prestigioso penalista, que fue abogado de «El Vaquilla» en Girona. También me impresionó mucho la exposición del CCCB, «Quinquis de los 80», donde habían máquinas del millón o carteles de películas como «Perros callejeros». Lo que más me impactó fue la sala final, con grandes de retratos de «quinquis», gente que tenía mi edad y estaban muertos. Me conmovió y me pregunté por qué ellos sí y yo no. Esa pregunta está en el corazón de la novela, pero no la respondo.
– El planteamiento de la novela, la investigación sobre un «quinqui» llamado Zarco, a partir de una serie de entrevistas, podría remitir a su novela «Soldados de Salamina. ¿Hay algo de eso?
– Sí porque hay una búsqueda de la verdad. Me he querido distanciar de mis tres libros anteriores, que tenían cierta unidad por el tema del heroísmo, aunque no sé si lo he logrado del todo.
– ¿A Javier Cercas le hubiera gustado ser como Cañas?
– Kundera dice que los personajes son yo hipotéticos de un escritor. Sí, Cañas tiene cosas de mí. Ambos somos beneficiarios de la Transición. ¿Me hubiera gustado ser Cañas? Casi estoy más contento con lo que soy.
– ¿Aquellos delincuentes dejaron algún legado?
– Como escritor opero a base de obsesiones, de grande mitos. En este caso, el de un epifenómeno, un pequeño fenómeno que tuvo una intensidad brutal pero fue muy efímero. Los «quinquis» durante diez años tuvieron una presencia enorme en ese tiempo, pero eso se paró de repente. Este libro vuelve a eso que estaba allí. Hay una revisión. en mi opinión hubo una idealizaciós de estos chavales porque capturaron la imaginación del país. Eso explica la floración de películas. Todas las colectividades necesitan grandes mitos, construidos con verdades y mentiras. «Las leyes de la frontera» es una desmitificación.
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