Historia

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El masaje tecnológico de McLuhan

La inteligencia es un don muy escaso. El conocimiento, sin embargo, está al alcance de cualquiera. Es cuestión de aplicarse. Sólo hay que ver con qué pasión se adentra la gente en internet y hace surf sobre la información, como se «bucea» en los periódicos y se «sumerge» en la televisión, según McLuhan.

 
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Las metáforas marinas respondían a su máxima: «el medio es el masaje». Un «mensaje» mediático de difícil comprensión para los universitarios y que, sin embargo, entendió alguien tan superficial como Andy Warhol, cuando abandonó la vanguardia e hizo de la cultura de masas arte pop.

La tecnofobia del progresista es proverbial. Le horroriza las masas, teme la superficialidad y los masajes tecnológicos. Prefiere otros masajes, como el ex Senador de la Gomera. Cree que la información electrónica no deja poso, pues tiene la fantasía de que la cultura (de izquierdas) es la adhesión a un medio (ideológico), cuyas consignas les permitirán cambiar el mundo (de los demás). Un libro siempre será superior a picotear en la vastedad de una red incontrolable.

El paso a la era digital les ha pillado con el pie cambiado. Vargas Llosa, acaba de sentenciar que «cuánto más inteligente sea nuestro ordenador, más tontos seremos», sin darse cuenta de que lo que está cambiando es nuestra relación con el saber y su comprensión mediante el aprendizaje –el «masaje»– de las nuevas tecnologías.

McLuhan puso de ejemplo la imprenta, el cambio radical que supuso disponer de un depósito de conocimientos en vez de memorizar manuscritos, lo que no es muy distinto de lo que está sucediendo con el cambio de lo analógico a lo digital, pues cuánto más lista sea la máquina menos conocimiento rutinario deberán retenerse para aplicarse a lo importante: saber. Decía McLuhan que los medios electrónicos redescubren las facultades eclipsadas por la cultura quirográfica e impresa. Lo cual incluye la galaxia Gutenberg y recupera lo que la escritura excluyó a cambio de su imposición.