Debate Estado Nación
La clave en los cuellos de las camisas
Así vistió Rubalcaba
Apostó por un cuello italiano que, a priori, es perfecto para él porque los picos abiertos y la solapa separada y corta impiden que su rostro se alargue todavía más. El problema es que el color quizá no fue el más acertado y, sobre todo, la elección de un traje tan ancho de hombros y un pantalón de pata similar le perjudica en su imagen. Así se pudo ver durante todo el debate, con la camisa que le sobresalía en todo momento en los planos medios, algo muy poco favorecedor.
Por Ana Locking / diseñadora
La apuesta por el estilismo no fue del todo acertada, el traje le quedaba grande y apenas se le veían los puños. Tampoco le ayudó su postura encorvada, así como el micrófono que llevaba en la corbata (era de seda con topos en azul y amarillo y el nudo Windsor), que hacía que estuviera ladeada. Esto le generaba una arruga fea en la camisa porque, al tener poco pectoral, no la llenaba lo suficiente. Lo que sí se percibe es un tratamiento facial reciente en las bolsas de los ojos y una infiltración de vitaminas.
Por Víctor Blanco / estilista
Así vistió Rajoy
Resulta interesante la elección del traje «slim fit», con un pantalón estrecho típico entre los políticos americanos. Llaman la atención los cuellos de las camisas de los candidatos, que son antagónicas, reflejo de su idea de concebir la política. Mariano Rajoy escogió para su impecable camisa un cuello francés que proviene del clásico inglés cerrado pero con la pala más abierta. Esto permite dejar más visión a la corbata y ayuda a que su cabeza, más cuadrada, ofrezca una imagen más amable.
Por Ana Locking / diseñadora
Especialmente interesante fue su elección de la corbata jaspeada en un tono azul con nudo doble, un guiño juvenil. Este tejido más duro y rígido hace que dé una imagen más sólida y compacta en cámara. En su conjunto, el look fue muy adecuado porque ha sabido aprovechar sus fortalezas. El traje le iba perfecto. Se trata de un «tailored», esto es, hecho casi a medida, y permite que se vean en su punto justo los puños de la camisa blanca básica que fue neutra, tanto en su color como en el corte.
Por Víctor Blanco / estilista
Los gestos de Rubalcaba
Mostró muchas flaquezas y titubeó y pestañeó
demasiado, especialmente en el cierre del debate. Dio muestras de nerviosismo: se mordió y chupó los labios en bastantes ocasiones, lo que habla de inseguridad. También le delató su juego con el bolígrafo, un recurso del que no suele echar mano. De la misma manera, en la parte económica de su discurso ha extendido en demasía los brazos, lo que transmite agresividad, algo que controló después del intermedio cuando unió más las manos en el campo que más domina: el social.
Los gestos de Rajoy
Se mostró proactivo, esto es, llevó las riendas
del debate. ¿El ejemplo más claro? Llamar «mentiroso» a Rubalcaba, con contundencia y sin agresividad. A medida que avanzaban los minutos se mostraba más tranquilo y fuerte y manejaba la situación con un discurso sereno. Eso se reflejaba en su mirada directa, a pesar de que todavía sigue echando mano en exceso de los papeles. Especialmente trabajada estuvo la sonrisa, así como el movimiento de manos, en su justa medida. Fue el claro vencedor de la noche.
Por Valvanuz Sánchez de Amoraga
Psicóloga y experta en lenguaje no verbal
El lenguaje de Rubalcaba
Empezó el intercambio verbal intentado reducirlo a la interlocuciónde un usted y un yo, pero pronto se encargó Rajoy de recordarle que era corresponsable de la situación actual. Su discurso estuvo condicionado por las circunstancias adversas de la política del Gobierno del que hasta hace poco formó parte. Fue más intuitivo y se vio obligado a recurrir a un lenguaje más ambiguo para sortear las preguntas incómodas. Llenó sus intervenciones de circunloquios y eufemismos, proceso muy frecuente que conduce a evitar la palabra con que se designa algo molesto, sustituyéndola por otra expresión más agradable. Desde la segunda ronda de intervenciones perdió el hilo argumentativo. Y se volvió más agresivo e intentó desestabilizar el discurso del líder del PP. No quedó claro cuál era la propuesta económica y de empleo y en qué se diferenciaba de la del Gobierno actual. No se percibió el mensaje con nitidez suficiente, sólo los ataques a Rajoy.
El lenguaje de Rajoy
Utilizó un discurso más lógico en el que el contenido simbólicoestaba dirigido a la mayoría de sus electores potenciales y en el que mostró la abierta posibilidad de un cambio creíble y necesario para salvar la difícil situación económica creada. Desde el primer momento llamó a las cosas por su nombre y recurrió a un lenguaje claro, accesible, sencillo, cercano al televidente, con más coloquialismos, refranes y metáforas que su oponente. Fue directo al problema y no se anduvo por las ramas. Estableció una relación verbal entre el ustedes (del Gobierno) y yo. De esta forma, centró el tema y empezó a atacar el problema económico y el desempleo con una argumentación que resultó tan sólida como documentada. Su discurso resultó más coherente, con un hilo argumentativo bastante más fácil de seguir y menos sinuoso. El mensaje de Mariano Rajoy se captó perfectamente.
Por Ramón Sarmiento
Catedrático de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la URJC
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