España
Fusión de golf lujo y placer
Los viajes de golf son una experiencia única para los que nos encanta jugar a este deporte. A pesar de la ilusión con el que lo afrontas, muchas veces el destino decepciona. A veces el campo no es tan exigente como creías y, otras, el alojamiento está por debajo de lo que te habían prometido. En Finca Cortesín todo supera tus expectativas. El golf, el hotel, el spa, la gente... Todo. Es un establecimiento que ofrece todos los lujos posibles. Lo primero que encuentras al llegar es un edificio que no desentona con el paisaje y una recepción amplia y acogedora, con dos personas que te atienden con suma amabilidad. Te hacen sentir como en casa. Un rápido «check in» te lleva a la primera grata sorpresa de la estancia: la habitación. Finca Cortesín cuenta con 67 suites. La más pequeña es de 50 m2. Cada uno tiene sus pequeñas manías. La mía siempre han sido los cuartos de baño y nunca imaginé tener uno tan grande.
Una vez instalado, llega el turno de salir al campo, de jugar 18 hoyos de golf que luego darán mucho que hablar durante la comida. No hay que cargar con la bolsa, te espera perfectamente colocada en un cochecito de golf, indispensable para disfrutar del campo de Finca Cortesín. Te paras en prácticas para calentar un poco y te encuentras con triángulos perfectos de bolas que te hacen sentir un profesional en un campo de prácticas en bajada, con muchos puntos de referencia y unas vistas impresionantes. Cuando llegas al «tee» del uno te das cuenta de que vas a sufrir. Es un campo muy exigente.
El Volvo World Match Play, uno de los torneos más famosos del mundo, ya se jugó en Finca Cortesín en 2009 y lo vuelve a hacer en 2011 con el mejor cartel que ha tenido nunca un torneo de golf en España. Es una apuesta segura. Después de 18 duros hoyos, alguna que otra bola perdida y, por qué no decirlo, también algún «birdie», llega el turno de comer. Hay tres restaurantes para escoger. Todos se basan en dos conceptos: exclusividad y alta calidad.
En el Schillo encuentras una mezcla de influencias árabes, asiáticas y europeas; en el Jardín de Víctor uno puede disfrutar de la cocina ibérica tradicional y, en Don Giovanni te ofrecen lo mejor de Italia. El ágape da para mucho y la siesta acecha. Con la digestión hecha, nos espera una experiencia inolvidable en un rincón perfecto para que mente y cuerpo descansen. Un spa de 2.200 m2 con todas las facilidades imaginables. Cuando llega la hora de irse se te borra la sonrisa. Vuelta a la cruda realidad. Aunque, si se lo puede permitir, puede comprarse una exclusiva villa privada con todos los servicios del hotel y vistas al mar. En Finca Cortesín no falta de nada.
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