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El invierno cálido del Parque Natural de LAlbufera
Hasta 80.000 aves acuáticas eligen cada año este espacio para invernar
VALENCIA- El invierno en el Parque Natural de L' Albufera es cálido y además es el momento del año en el que los arrozales alcanzan su máximo nivel de inundación. Principalmente estas son las dos condiciones que hacen que este espacio protegido se transforme en un lugar privilegiado para las aves.
Entre los meses de octubre y febrero gran parte de los arrozales quedan anegados por el agua. Con la «perellonà», así se conoce localmente este periodo, el lago prácticamente vuelve a ocupar el perímetro que ocupaba en sus orígenes, hacia el siglo XVI, cuando el hombre todavía no había transformado este espacio para cultivar el arroz. El lago alcanza dimensiones hasta seis veces superiores a la del resto del año.
Las aves migratorias, las que llegan del norte de Europa, encuentran en las 21.000 hectáreas del Parque Natural el sitio perfecto para esperar la llegada de la primavera. Entre 60.000 y 80.000 aves acuáticas invernantes van recalando poco a poco entre los meses de noviembre a enero. Buscan calor y alimento. Conforme se vacía el arrozal se produce un descenso escalonado de aves migratorias para dejar todo el espacio a las aves que nidifican en el parque.
Límicolas, gaviotas, garzas, cormoranes, anátidas, fochas, paseriformes pueden observarse en el humedal. La Conselleria de Infraestructuras y Medio Ambiente se encarga de realizar el control y seguimiento de estas aves. Los censos sirven para tener la información suficiente y saber cuáles son las tendencias y hacia donde evolucionan las diferentes poblaciones de aves, principalmente las acuáticas.
El director del Parque Natural de L' Albufera, José Segarra, explica que especies como el «coll verd» eran muy díficil de ver hace unos años, así como el pato colorado. También destaca que se ha producido un descenso de anátidas migratorias y que cada vez hay más que nidifican en el parque.
El gran reto es conseguir que estas especies tengan sus espacios de tranquilidad dentro de este enclave protegido en el que se desarrollan otras muchas actividades, entre ellas la cinegética. Segarra afirma que se han creado reservas de máxima protección y de acceso restringido para que las aves tengan el espacio de tranquilidad que requieren, como los «tancats» de Sueca o Sollana, entre otros.
Un espectáculo de entrada libre a escasos kilómetros de Valencia.
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