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Muertes evitables por Antonio PÉREZ HENARES

Muertes evitables, por Antonio PÉREZ HENARES
Muertes evitables, por Antonio PÉREZ HENARESlarazon

Apenas ha comenzado la temporada de caza y ya tenemos que hablar de accidentes mortales entre los cazadores. La cifra es cada año peor y las causas siguen siendo las mismas y en muchas ocasiones, perfectamente evitables.
El pasado fin de semana dos amigos fueron testigos de uno de esos desgraciados sucesos que acabó de la peor forma. Montería, puestos en un cortadero, limpio y acondicionado. Asoma un muflón y sin esperar a desenfilarse con el vecino el montero del puesto de más abajo dispara sobre la res. Y la alcanza y la abate, pero la bala que le atraviesa impacta de lleno en el costado del cazador situado en el puesto de más arriba. Conmoción, emergencia, aterriza de manera casi imposible un helicóptero y se evacúa aún vivo al herido. Las primeras noticias es que habían logrado estabilizarle. Pero los destrozos de una bala como éstas, de caza mayor, disparada por un rifle de enorme potencia son tremendos y al final se produce el desenlace fatal.
Como ese accidente, tiro en línea, peligrosísimo, se suceden muchos cada día y son continuos los sucedidos en los que, aunque no haya desgracias, se ha puesto en riesgo la vida de los cazadores. ¿A quién no nos ha silbado una bala? ¿Quién no tiene un conocido víctima de un accidente aunque haya podido contarlo? Cada año son decenas los muertos y centenares los heridos. Cierto que somos un millón y que siempre cuando hay armas por medio existe un riesgo. Pero hay algunos casos que ciertamente son evitables y debemos poner, sobre todo en las monterías donde el calibre y alcance de las armas las hace más letales, todo lo que esté en nuestra mano para intentar rebajar esta insufrible cifra de muertos cada año.