Marruecos
Reformas exprés contra el cambio
Los marroquíes votan hoy una nueva Constitución pese al rechazo del Movimiento 20-F. El régimen se gasta 800.000 euros en asegurarse el «sí»
«No votaré esta Constitución, la boicotearé porque esto no es la democracia». Me sorprendo cuando mi interlocutor, un hombre de mediana edad, me dice que es un «suboficial retirado del Ejército». «Entonces, ¿está de acuerdo con los del 20 de Febrero?», pregunto, señalando a una poco numerosa marcha que pasa por delante de nosotros, en el bulevar Mohamed V, en el centro de Rabat. «Tampoco, porque no sé quién está detrás de todos ellos». Me mira fijamente y se despide. Me ahorro preguntarle cómo se llama. Sé que no me lo va a decir. Su opinión, no obstante, es representativa. Es la del marroquí medio, al que le gustaría disfrutar de más libertad, soportar menos nepotismo y tener un trabajo digno que le permitiera un nivel de vida superior. Pero no a costa de una revolución que dé al traste con lo poco que puede haberse logrado.
Para el Movimiento 20 de Febrero, estos «indignados» silenciosos, que no están dispuestos a manifestarse en las calles, son la última esperanza para lograr un nivel de abstención superior al 50% con el que el referéndum, aunque legal y vinculante, carecería de una mínima legitimidad. No se rinden, pero saben que lo van a tener muy difícil. Su campaña a favor del boicot se la están costeando ellos. No reciben las generosas subvenciones que el Gobierno está dando a los partidos que apoyan el «sí» (todos los que tienen representación parlamentaria) y que, según la «Coalición por una monarquía parlamentaria ahora» –que rechaza de plano el texto constitucional– ascienden a más de 9 millones de dirhams (unos 800.000 euros).
El bombardeo televisivo ha sido constante a favor del «sí». Según datos del regulador audiovisual, los partidos mayoritarios han disfrutado del 58% del tiempo en las televisiones para defender la Constitución. El 40% ha correspondido a la oposición parlamentaria, que también apoya el texto. Y sólo el 8% ha sido para partidos no representados en el Parlamento. Para el director general del HACA, estas cifras muestran «equilibrio». Para la oposición, un sesgo demasiado visible.
Selma Maarouf, activista del 20-F, admite que han conseguido mover al régimen a hacer cambios, «pero no son suficientes».
Ousama el Khlifi, la cara más conocida del 20-F, es optimista, a pesar de todo. «Puede que haya sorpresas mañana (por hoy)», me dice cerca de Bab el Had, la plaza donde ayer volvieron a verse las caras, en un tenso «cierre» de campaña, ambos bandos. Gritos e insultos aparte, no hubo violencia. Lo cierto es que Marruecos está muy polarizado y lo seguirá estando después de la consulta.
LOS PODERES DEL REY MOHAMED
RELIGIÓN
Retiene el título de Comendador de los Creyentes, como hasta ahora, pero añade la Presidencia del Consejo Superior de los Ulemas, «la única instancia habilitada para pronunciar las consultas religiosas».
GOBIERNO
Nombrará al primer ministro «en el seno del partido que haya ganado las elecciones» y podrá disolver el Gobierno «tras consultar» al jefe del Ejecutivo.
PARLAMENTO
Podrá disolver las Cámaras legislativas «previa consulta con el presidente del Tribunal Constitucional y después de informar al jefe de Gobierno».
PODER JUDICIAL
Sin cambios relevantes. Según el nuevo artículo 56, «el rey preside el órgano Superior del Consejo del Poder Judicial» y nombrará «por "dahir"(decreto) a los magistrados».
FUERZAS ARMADAS
«El rey es el jefe supremo de las Fuerzas Armadas Reales. Nombra a los empleados militares y puede delegar este derecho».
CONSEJO SUPERIOR DE SEGURIDAD
Una de las novedades del texto constitucional. El Consejo de Seguridad se crea como una «instancia de concertación de las estrategias de seguridad interior y exterior del país».
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