El Cairo
OPINIÓN: En Tahrir contra los militares egipcios
Los revolucionarios egipcios no están contentos estos días. Muchos de los que acamparon en la plaza Tahrir para derrocar a Hosni Mubarak están insatisfechos con la forma en la que el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, órgano que gobierna Egipto de forma interina, ha manejado las demandas de la población tras la salida del dictador en febrero. Cinco meses después, varios grupos han anunciado nuevas protestas masivas mañana viernes en la ya emblemática plaza Tahrir en el centro de El Cairo con el fin de resucitar las demandas de la revolución. Activistas en Twitter afirman: "Mientras no tengamos un Parlamento electo, la plaza Tahrir será nuestra asamblea popular".
Efectivamente, el balance del Egipto pos revolucionario es una mezcla entre la satisfacción y la frustración, en el que existe una reciente tendencia alarmante hacia los disturbios y la polarización. Por un lado, algunas de las demandas principales de los manifestantes han sido satisfechas. El Parlamento ha sido disuelto, igual que el Partido Nacional Democrático de Mubarak, y el ex presidente y su entorno más cercano han sido detenidos. Sin embargo, las investigaciones contra el "top rank"del régimen de Mubarak y la Policía están avanzando muy lentamente y aún no se han presentado cargos contra muchos de los altos rangos del antiguo Gobierno. El infame estado de emergencia, considerado el fundamento legal de los abusos violentos por parte de la Policía, sigue en vigor. A su vez, la aprobación de una reforma constitucional parcial por referéndum se vio nublada por la torpe adopción de cambios adicionales sin contar con el voto popular. Las próximas elecciones parlamentarias están previstas para septiembre, pero aún no hay ley electoral. Por último, no se ve ningún atisbo de mejora en la situación económica del ciudadano egipcio de a pié.
Entre las principales demandas, algunos de los manifestantes solicitarán este 8 de julio que se adopte una nueva Constitución democrática antes de celebrar las elecciones parlamentarias, previstas para septiembre. Los defensores de la campaña "Constitución Primero"rechazan la idea de celebrar comicios antes de que el electorado sepa ni siquiera en qué tipo de sistema político tomará su lugar el nuevo Parlamento. También apuntan correctamente al hecho de que unas elecciones antes de tiempo favorecerían al partido de la Hermandad Musulmana, ya que consideran que es el único actualmente preparado para hacer una campaña electoral exitosa y ganar un mandato fuerte. Otros creen que a pesar de estas reservas, una vuelta a un Gobierno civil a través de unas elecciones rápidas debería ser la prioridad, para evitar que los generales se acomoden demasiado en el poder.
Demasiado reticente a implementar de manera profunda y sistemática los objetivos de la revolución, el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, que tomó poder con el cometido de vigilar el proceso de vuelta a un Gobierno civil y una transición pacífica hacia la democracia, cada vez más se ha convertido en el blanco de la rabia de los manifestantes. Algunos sospechan que el Consejo militar retrasa la implementación de las reformas debido a sus intereses y lealtades opuestas. Dado que los militares de repente asumieron un papel político para el que no estaban preparados, la falta de capacidad de los mismos para gestionar una transición política podría ser una razón de peso. Tras los enfrentamientos violentos entre manifestantes y la Policía en las calles de el Cairo la semana pasada, éstos también solicitan el nombramiento de un ministro del interior civil que respete los derechos humanos mientras se instaura la seguridad en el país.
Durante estos días, se prevé que las protestas del 8 de julio ganen más impulso tras el fallo de una Corte de Alexandria que pospone el veredicto del "caso Khaled Said", el joven bloguero cuya muerte violenta a manos de dos policías fue decisiva para fomentar las protestas del 25 de enero que llevaron a la derroca de Mubarak. El veredicto ha sido pospuesto hasta septiembre tras la admisión de nuevas pruebas que podrían cambiar los cargos de los policías, en un principio acusados de detención ilegal y uso indebido de la fuerza, a homicidio. Los abogados de la familia de Said se mostraron satisfechos con el aplazamiento, sin embargo, las personas que se concentraron delante de la corte lo criticaron por ser un reflejo de la lentitud e ineficacia del proceso de persecución de los crímenes cometidos por policías y figuras del viejo régimen antes y durante la revolución egipcia.
La semana pasada, el descontento popular del balance del Gobierno militar fue también el centro de los disturbios masivos en El Cairo, durante los cuales los enfrentamientos violentos con la Policía dejaron más de mil personas heridas. Cinco meses tras la derroca de Mubarak, el canto "Abajo con el régimen"ha sido remplazado por "Abajo con los soldados". Sin un rápido retorno a un Gobierno civil, la revolución en Egipto podía llegar a reiniciarse.
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