Sevilla
Pocas lágrimas por la muerte del plan del centro
Zoido ha anunciado que una de sus primeras medidas como alcalde será derogarlo y los comerciantes cuentan las horas para que sea una realidad
Sevilla- Tiene los días contados. El Plan Especial de Ordenación Viaria del Centro, que entró en vigor el pasado mes de octubre, no llegará a cumplir su primer año de vida. Son muchas las voces críticas que ha soportado desde su puesta en marcha –e incluso antes–, pero una de las que más se ha dejado oír ha sido la del que el próximo sábado será designado alcalde de la capital.
Juan Ignacio Zoido ha decidido que una de sus primeras medidas al frente del Ayuntamiento sea la de derogar la norma que limita a 45 minutos la circulación de vehículos por las calles del centro, de la que denunció que estaba «plagada de ilegalidades». Así pues, lo llevará a cabo en el primer Pleno hábil del mandato.
La pregunta ahora es: tras las quejas iniciales, ¿cómo reciben los vecinos y trabajadores del casco histórico esta próxima abolición? Entre los comerciantes no existen muchas discrepancias al respecto. Si Francisco Herrero, presidente de la Cámara de Comercio, se mostró tajante al afirmar que «no hay ni uno al que le haya beneficiado» y que, en épocas difíciles como ésta, «hay que facilitarles las cosas a los comerciantes», los propios protagonistas lo corroboran.
Jaime Bru, encargado del «Gremio de Peluquería», en la calle Álvarez Quintero, aseguró que, tras el cambio experimentado por el casco histórico en los últimos tiempos, la competencia de los centros comerciales resulta implacable para las tiendas tradicionales, que eran el reclamo de los clientes para ir allí a comprar, lo que se ha reflejado, en su caso, en un descenso en las ventas del 25 por ciento. «Ahora la gente mayor, que representaba un 40 por ciento de la clientela, ya no puede venir», desveló, haciendo hincapié en la necesidad de mejorar el transporte público al centro y que el «metro llegue hasta allí» antes de implantar una medida así.
Compras tranquilas en Reyes
En la misma línea, Jesús, que trabaja en la cordonería Alba, en la calle Francos, confirmó que «los comerciantes lo hemos notado, por supuesto; a todos nos ha venido muy mal». Se mostró de acuerdo con «algunos aspectos de la peatonalización», pero «no como lo han hecho, así de sopetón». Para ejemplificar su teoría, contó que «este año he comprado los Reyes a mi hija en El Corte Inglés –de la plaza del Duque– muy tranquilo, algo que no ocurrió el año pasado». Y apuntó otro aspecto, éste más humano: la «dificultad que encuentran algunas familias para venir al centro a visitar a sus padres».
El sector de los repartidores es uno de los que más tiene que decir, pues su rutina laboral se vio afectada con la entrada en vigor del plan centro. Algunos viven ahora pendientes del cronómetro, otros, como Antonio Jesús Duque, no tuvieron problemas «por ser residentes», pero sus compañeros «se vieron obligados a hacerse con la acreditación». Entre las ventajas, este empleado destacó que «hay más aparcamiento para nosotros, aunque eso se arregla con más zonas de carga y descarga».
No ha observado ninguna mejoría en la fluidez de la circulación Paco García, que trabaja en el entorno de la plaza de la Magdalena y afirmó que en la actualidad «hay incluso más tráfico para entrar y salir» y que en las horas punta de carga y descarga la situación es «igual que antes».
Si a alguien podría beneficiar la medida es a los aparcamientos públicos, pues los conductores no incumplen la norma si estacionan en uno de ellos. Nada más lejos de la realidad, según José Carrascal, del parking de la calle Albareda. «Por supuesto que estoy a favor de que deroguen la medida. Estamos en decadencia. Aquí no baja un coche a la cuarta planta desde hace mucho tiempo», manifestó. ¿El motivo? «El miedo a la multa». La gente, que no tiene muy claro cómo funciona la norma, «prefiere ir a Nervión», lamentó.
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