Asia

Oslo

Censura y arrestos en masa para evitar la entrega del Nobel

Las sillas vacías de Liu Xiaobo, de sus familiares y amigos, se convertirán hoy en una metáfora de las arbitrariedades del régimen chino. Los asientos quedarán vacantes en la primera ceremonia de los Premios Nobel de la Paz, desde 1936, en la que nadie subirá a retirar los 1,5 millones de dólares con los que está dotado el galardón

El disidente Liu Xiaobo será homenajeado hoy con una exposición en Oslo, donde no podrá acudir para recoger el Nobel de la Paz
El disidente Liu Xiaobo será homenajeado hoy con una exposición en Oslo, donde no podrá acudir para recoger el Nobel de la Pazlarazon

El Gobierno chino ha impedido que todas las personas del entorno del activista abandonen el país, imposibilitando a los organizadores hacer entrega del dinero. Algunos, empezando por su esposa Liu Xia, permanecen bajo arresto domiciliario, o incluso han sido detenidos sin cargos e incomunicados. Según Amnistía Internacional, más de 250 ciudadanos han sufrido algún tipo de hostigamiento en los últimos días en relación con el evento.

«Ni siquiera vamos a poder celebrarlo en Pekín. Ahora estamos intentando averiguar cuántas personas han sido arrestadas secretamente», dijo a LA RAZÓN Ni Yulan, un abogado del entorno de Liu que también pasó dos años en la cárcel por delitos de opinión. Las autoridades chinas han incrementado su presión en las últimas horas, apretando la censura en internet e incluso prohibiendo fiestas privadas en las que participen más de seis personas en los bares y restaurantes de la capital. Se trata, en definitiva, de que nadie en toda China brinde para conmemorar el galardón.

La desproporcionada respuesta confiere un peso añadido al premio, poniendo en evidencia la falta de respeto del Partido Comunista Chino por las libertades fundamentales. Si bien Liu Xiaobo ha sido sentenciado a once años de cárcel por delitos de opinión y «subversión», no existe sentencia alguna que justifique la detención de sus familiares y amigos. Ante las continuas descalificaciones emitidas por el Gobierno, que ha llegado a llamar «payasos» a los integrantes del jurado, el Comité Noruego insistió ayer en que éste no es un premio contra China. «Este premio honra al pueblo chino. Defiende los Derechos Humanos, que no son valores occidentales, sino universales», reclamó ayer el jefe del Comité, Thorbjoern Jagland.