Santander

Casares herido en el muslo

Cornada «menos grave» en la primera nocturna, en la que Barrio dobló ovaciones 

Casares, herido en el muslo
Casares, herido en el muslolarazon

Las Ventas (Madrid). Se lidiaron novillos de Zacarías Moreno, bien presentados, aunque flojos de fuerza y sin raza. Menos de media entrada.
 
Luis Miguel Casares, de caña y oro, pinchazo, estocada desprendida (silencio); pinchazo, estocada (ovación camino de la enfermería).
 
Juan del Álamo, de sangre de toro y oro, pinchazo hondo, tres pinchazos, aviso, estocada que hace guardia (silencio); pinchazo, estocada casi entera y tendida (silencio).
 
Víctor Barrio, de marino y oro, pinchazo, estocada perpendicular, dos descabellos (ovación); pinchazo, media, aviso (ovación).
 Parte médico de Casares: «Herida en el tercio medio interno del muslo derecho con trayectoria de 15 centímetros, que causa destrozos en los abductores y una hemorragia muy fuerte». Pronóstico «menos grave».


Tibio comienzo. El ciclo de Novilladas Nocturnas se estrenó ayer con una novillada de Zacarías Moreno, que tomó antigüedad en Madrid, pero que no pasará a los Anales por nada más que por la mera fecha. Bien presentada, pero flojita de energías y, sobre todo, falta de raza. Sin casta. Aborregada. Un material que no permitió pasar de sendas ovaciones a Víctor Barrio y Luis Miguel Casares, que escuchó tan sólo una –camino de la enfermería–, a la muerte del cuarto, que lo hirió en el muslo con pronóstico «menos grave», cuando se estiraba en redondo. Una pena. Y es que su paso por Las Ventas navegó por el infortunio toda la noche. Si la cornada le mermó visiblemente en el cuarto, antes su primero se vino estrepitosamente abajo a las primeras de cambio. Rajado, se echó varias veces y obligó al aragonés a abreviar. Inédito.
Víctor Barrio regresaba tras dos paseíllos con altibajos en San Isidro. Dos tardes en las que mostró muchas ganas e ilusión, sobre todo con la de Flor de Jara, pero de las que se fue de vacío. Ayer volvió a gustar su empeño por hacer las cosas bien. Mejor o peor de ejecución, pero firme en la disposición. Quizás por este esfuerzo ya habitual cuenta con un apoyo tan fuerte del tendido. La afición le espera. Le adora. parece ansiar un triunfo suyo en Madrid. Trata de empujarlo más que a otros. Desde luego, justamente si nos remitimos a su actitud. Irreprochable. Con su primero, al que saludó entonado a la verónica, realizó una faena a más. Saludaron antes valientes Alberto Zayas y Miguel Martín, prendido, en banderillas. Se quedó crudito el novillo y el segoviano fue macerando poco a poco a un animal que se frenaba en mitad del viaje. Desconfió al principio Barrio, pero con el pase de las series se atemperó y también su oponente. Las tres últimas series elevaron el tono del trasteo. Una por la derecha y dos por la izquierda.
También al natural destacó con el sexto al que inició la faena con un vistoso farol de rodillas. Único pitón potable del atigrado burel. Probó por la derecha y fue volteado. Más tarde volvió a marcarle el utrero. Pese a todo, le sacó muletazos templados y volvió a ser ovacionado.
Sin pena ni gloria pasó Juan del Álamo. Decepcionó el charro que, si bien es cierto que no tuvo materia prima, tampoco se dio demasiada coba con su lote. Tal vez pensó y pesó más su cercana alternativa en Santander, pero, tras quedarse fuera de San Isidro y mantener un pulso con la empresa, se esperaba mucha más mordiente. En especial en el mansurrón quinto, al que posiblemente podría haber sacado algo más de haberse fajado.