Cataluña
Riesgo de ruptura por Josep Maria Rañé
Crece de una manera exponencial el riesgo de que la cohesión social se resquebraje en la sociedad catalana. Esta es una de las conclusiones más destacadas de la memoria socioeconómica i laboral elaborada por el Consell de Treball, Econòmic i Social de Catalunya.
La realidad que se ha ido configurando durante el año pasado y que se ha acelerado este primer semestre es la que le da visos de realidad a ese riesgo potencial.
No es, por lo tanto, una predicción agorera, faltada de rigor o realizada con un ánimo catastrofista. Desgraciadamente, es la proyección lógica de la evolución de una serie de hechos, como son: el crecimiento del paro; el decrecimiento de las prestaciones por desempleo; y la reducción de las políticas sociales de «último recurso» (ayudas de comedor, rendas mínimas garantizas o de inserción).
Tampoco este año pinta mejor. La economía no crecerá, porque el sector exterior (el único que crece) no tiene la potencia necesaria para compensar la baja en el consumo de las familias y el sector público, así como de las inversiones productivas de las empresas, pero si lo hará el paro.
Con ese panorama, resulta evidente que se debe invertir para preservar su cohesión social. Para ello, hay que substituir la obsesión por el equilibrio fiscal por el trabajo infatigable por el crecimiento y, mientras llega, acompañarlo del mantenimiento de la protección social de los colectivos más débiles.
En caso contrario, las situaciones de pobreza y exclusión social, que se están cebando con mayor dureza en la infancia, afectarán negativamente y de manera directa en la convivencia social.
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