Salamanca
Julio Robles 10 años sin el clasicismo del mito sobrio
La ciudad de Salamanca ha rendido hoy un emotivo homenaje al matador de toros Julio Robles coincidiendo con el X aniversario de su fallecimiento, en el que han participado numerosos rostros conocidos del mundo taurino.
Una década. Diez años diez desde que una inoportuna y maldita peritonitis nos dejara sin uno de los últimos mitos que la Historia del toreo ha parido. Quedamos huérfanos de su verdad, de su colocación y su poderío delante de los toros, de su temperamento y valor seco sin aspavientos pero, sobre todo, huérfanos de su amor por la Fiesta.
El 14 de enero de 2001, Julio Robles fallecía por una perforación de colón y conmocionaba al mundo del toro. Un día más tarde, el matador charro, aunque abulense de Fontíveros de nacimiento, llenó el coso de La Glorieta de Salamanca en un último adiós en el que se volcaron aficionados, profesionales y, sobre todo, toreros –los Capea, Viti, Ponce...– que sacaron a hombros su féretro tras dar una multitudinaria vuelta al ruedo. Antes, en 1990, llegó el primer golpe.
El más duro. Una desafortunada cogida en Beziers (Francia) le alejaba definitivamente de los ruedos para abocarle a una fría silla de ruedas por una tetraplejía. La afición que veneraba entonces su Tauromaquia, coronada con tres puertas grandes en Las Ventas (1983, 1985 y 1989), sigue aún hoy reclamando en las figuras el clasicismo de un precursor del toreo moderno.
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