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Benedicto XVI emprende hoy su tercer viaje a España con motivo de la JMJ: denunciará ante los jóvenes el laicismo y la pérdida de rumbo de Europa. «Que vuestra oración me apoye en España», solicitó ayer horas antes de llegar a Madrid al encuentro de los jóvenes
CIUDAD DEL VATICANO- La espera ha terminado. Tres años y 28 días después de que Benedicto XVI anunciara en la ciudad australiana de Sídney que Madrid acogería la próxima Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), el Papa llega hoy a la capital de España para participar en este encuentro que la Iglesia católica organiza cada dos o tres años para que los jóvenes celebren y crezcan en su fe. Con el arribo del Pontífice, la JMJ, iniciada oficialmente el pasado martes con la misa presidida por el cardenal Antonio María Rouco Varela, arzobispo de Madrid, vivirá sus momentos más significativos y multitudinarios.
Durante cuatro días nuestro país va a ser el corazón palpitante de la Iglesia Universal. Se espera que más de un millón de jóvenes venidos de más de 190 países diferentes escuchen en vivo las palabras de Benedicto XVI, quien durante su estancia en la capital pronunciará ocho discursos y leerá dos homilías durante sendas misas. No se cree que el Papa vaya a tocar de forma particular la situación de España, aunque su probable denuncia del laicismo, nihilismo y pérdida de rumbo que sufre la Vieja Europa será bien aplicable a nuestro país.
Tercera visita
Aunque el Papa habla siempre para todos, estos días lo hará en especial para los jóvenes. La Jornada Mundial de la Juventud es su momento, la ocasión de encontrar a católicos como ellos de todo el mundo, de palpar la universalidad de la Iglesia y de volver a descubrir la fe y el amor a Cristo, como afirma el propio Pontífice. Benedicto XVI hablará a la juventud de Dios, por supuesto, pero también de cómo construir un futuro más justo y de la importancia de valores que, aunque desgastados, siguen conformando el ADN de nuestra sociedad, como la familia, la solidaridad, el derecho al trabajo o la dignidad de la persona humana.
Es esta preocupación por la erosión de los pilares en Occidente lo que llevó al obispo de Roma a elegir Madrid como sede de la XXVI edición de la JMJ. Se optó un destino en las antípodas de la celebración anterior, que tuvo lugar en Sídney, para volver al Viejo Continente, cristiano desde sus balbuceos pero hoy cansado y olvidadizo de esta condición.
En esta tendencia general de descristianización rampante con tintes anticlericales España es vista en el Vaticano como una punta de lanza. Buena prueba de la inquietud que nuestro país provoca en el Papa son sus tres visitas –a Valencia en 2006, Santiago de Compostela y Barcelona el año pasado y, ahora, Madrid– y las numerosas reflexiones que ha dedicado a la situación social y moral española.
El lema elegido para la JMJ («Arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe») recoge esta preocupación. Monseñor Eric Jacquinet, responsable de la Sección Jóvenes del Pontificio Consejo para los Laicos, el departamento vaticano que se encarga de promover y organizar estas Jornadas, explica que Benedicto XVI al elegir este eslogan muestra su angustia por «la falta de Dios en el ambiente europeo». «Este drama es la causa de todos los problemas de la sociedad en Europa. La primera preocupación del Papa es el olvido de Dios», afirma, señalando que el lema «pone en el centro a Dios».
La Iglesia considera que la JMJ es el mejor lugar para que los jóvenes abran los ojos al peligro del relativismo y aspiren ellos mismos a lograr que el cristianismo recupere su lugar en España y en Europa. Fue el beato Juan Pablo II, patrón de esta edición e impulsor de las Jornadas, quien marcó esta línea. «¡Vosotros sois el porvenir del mundo y la esperanza de la Iglesia! ¡Vosotros sois mi esperanza!», dijo el anterior Pontífice el 22 de octubre de 1978, sólo seis días después de haber sido elegido sucesor de San Pedro. Fue toda una declaración de intenciones del Papa que mejor supo conectar con la juventud durante gran parte del siglo XX.
Seguir el legado
Benedicto XVI ha recogido este legado y, aún poseyendo una personalidad distinta a la de Juan Pablo II, no ha tenido dificultades para hablar a los jóvenes. El «Papa de la palabra», como muchos le llaman en Roma, ya contaba con amplia experiencia en este campo por su labor como profesor universitario. Hizo gala de su capacidad para tocar el corazón de los jóvenes en la ciudad alemana de Colonia, donde se celebró la Jornada Mundial de la Juventud de 2005, y hace tres años en Sydney. Hoy, desde el momento en que cruce la Puerta de Alcalá acompañado de varios muchachos, volverá a insuflar fuerza y esperanza a la juventud católica mundial.
Un día antes de tomar el avión que le lleve a Madrid, el obispo de Roma pidió en su audiencia general de los miércoles, celebrada en el Palacio Apostólico de Castel Gandolfo, que España esté a su lado durante los próximos días. «Qué vuestra nación me apoye y me acompañe en el viaje apostólico que mañana emprendo», dijo a los peregrinos. «Mañana viajaré a Madrid, donde tendré la alegría de encontrar a numerosos jóvenes que se han reunido allí para la XXVI Jornada Mundial de la Juventud y os pido que os unáis espiritualmente con la oración a este importante evento eclesial».
Las claves de la visita
1.- Vocaciones
El Papa se reunirá con religiosas jóvenes en El Escorial el viernes, y celebrará una misa para seminaristas en la Almudena el sábado.
2.- Dignidad humana
Benedicto XVI enfatizará, una vez más, el valor de la vida y la dignidad humana. Por eso irá al centro de discapacitados de San Juan de Dios el sábado.
3.- Universalidad
Dos de los actos más masivos de la visita serán la vigilia de oración en Cuatro Vientos del sábado y la misa de clausura del día siguiente.
4.- Raíces cristianas
El Vía Crucis en la Castellana será el acto donde más se resalte la tradición católica española y la religiosidad popular.
AL DETALLE
- LOS REGALOS
El Papa regalará al Rey un mosaico de la imagen de la Plaza de España en Roma y a Zapatero una estilográfica.
- VUELO COMPLETO
A mediodía de hoy está previsto que aterrice en el aeropuerto de Barajas un Airbus A320 de Alitalia. En él viajarán el Papa, alrededor de 30 cardenales, obispos, sacerdotes y miembros del séquito pontificio y más de 50 periodistas. Será escoltado por dos aviones militares.
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